El próximo mandatario en Ecuador tendrá el reto de sobrevivir al endeudamiento

Con una caída del 7,8% del PIB en 2020, una economía castigada por la pandemia y un endeudamiento de casi 70.000 millones de dólares, el próximo mandatario en Ecuador afronta el difícil reto de capear o aprender a vivir en bancarrota técnica, hasta que la economía nacional empiece a reactivarse.

Con visiones y propuestas económicas equidistantes, los candidatos presidenciales, Andrés Arauz, por el correísmo, y Guillermo Lasso, conservador, recibirán una economía, según los expertos, en la peor situación desde que se tienen registros.

«Sin duda, la de 2020 es la más grave de todas las crisis desde que tenemos registro histórico», apuntó el profesor titular de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Central del Ecuador (UCE), John Cajas-Guijarro.

La peor crisis

Lo hizo en un coloquio virtual titulado «¿La economía ecuatoriana al borde del naufragio?», organizado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO Ecuador, con motivo de la publicación de un informe de la Fundación Rosa Luxemburgo.

Aunque los pronósticos avizoraban un desplome de más del 10% del PIB el año pasado, el ministro de Economía y Finanzas, Mauricio Pozo, reveló la semana pasada que la caída ha sido del 7,8%, gracias a la amortiguación colocada por las «políticas contracíclicas».

Con todo, Cajas-Guijarro recordaba que en 1999, año de la peor crisis económica que vivió Ecuador y que obligó a miles a emigrar, la caída del PIB fue del 6,8%, por lo que los datos actuales «nos permite dimensionar la crisis».

Otro de los indicadores que reflejan el duro golpe de la pandemia ha sido el descenso del ingreso por habitante, que en 2020 se situó en 5.500 dólares anuales y se espera una recuperación este año a 5.600 dólares, producto de un estancamiento que vive la economía ecuatoriana desde hace años, resalta el experto.

La caída del empleo adecuado refleja asimismo el aumento de la informalidad, con el 30,8% de los trabajadores que recibieron un salario mejor al básico (400 dólares) en diciembre del año pasado, dato al que se suman índices de pobreza «alarmantes» como del 48% entre la población rural.

Pero el dato que sigue preocupando es el de la deuda pública, que ha crecido de forma más acelerada en el último año.

«En 2020 la deuda externa era de 45.000 millones de dólares y en total 63.000 millones en números absolutos, la cifra más grande que ha tenido el país en su historia reciente», subraya Cajas-Guijarro.

En una entrevista con Efe, el titular de Finanzas reconoció que el inicio de la pandemia, «tomó al país en una crisis prolongada: no tenía ahorros fiscales, ni reservas internacionales, ni espacios presupuestarios para actuar y, además requería de fondos adicionales (para salud)».

Pozo sustituyó a Richard Martínez, quien gestionó la crisis financiera hasta cerrar la brecha fiscal con la ayuda de organismos multilaterales, de los que Ecuador obtuvo más de 8.000 millones de dólares y refinanció y aplazó intereses con el apoyo de bonistas.

En ese sentido, el ministro explicó que el próximo gobierno tendrá una deuda que representa 2.000 millones menos de intereses anuales, «con una estructura en la que el 42 % es deuda con multilaterales, es decir, en condiciones muchos más ventajosas».

Pero en su conjunto, la deuda crecerá «a cerca de 70.000 millones» de dólares, lo que supone un crecimiento con respecto a 2017, cuando asumió el Gobierno de Lenín Moreno, de unos 15.000 millones.

Aún así, en el entorno de Arauz reconocen que la deuda será manejable los primeros cuatro años, y que el problema está más en los condicionamientos del FMI y su impacto social, dijo a Efe el exministro Guillaume Long.

Fondos públicos

El impacto de la covid-19 se ha dejado notar no solo en el trabajo o la pobreza, sino que ha perpetuado problemas estructurales.

Así lo indica Nora Fernández, docente de la Facultad de Ciencias Económicas Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), quien rescata el concepto de «necropolítica» como mirada hipercrítica del capitalismo, para zanjar que vivimos «el momento más crítico» cuando «el Estado ha ido retirando los fondos públicos en temas tan vitales como educación y salud».

Menciona el estancamiento del mercado laboral junto a la caída del precio del petróleo, lo que provoca un deterioro de las condiciones que afectan especialmente a mujeres y personas en la ruralidad, lo que pone en evidencia «no solamente la fragilidad económica sino también social».

De su lado, el profesor investigador de FLACSO, Hugo Jácome, consideró que el estancamiento de la economía ecuatoriana, si bien es parte de un proceso coyuntural muy acentuado por la pandemia, «responde a factores estructurales de nuestra economía».

Entre otros elementos señala que Ecuador es un país primario exportador lo que hace que «tenga flujos de circulación volátiles y dependientes de los precios internacionales».

Por otra parte, habla de «histórica asfixia fiscal» y censura que bajo las lógicas de sustento de los tenedores de deuda pública, las condiciones sociales se vuelven subordinadas a su pago, provocando enormes brechas socioeconómicas. EFE

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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