De mayores enemigos por 30 años a mejores aliados, así de drásticamente ha variado la relación con el fujimorismo de Mario Vargas Llosa y su hijo Álvaro, quien afirma que, con Keiko Fujimori (derecha) de presidenta, la democracia peruana estará en mejores manos que con Pedro Castillo (izquierda).
Al ver a Castillo como una amenaza, Álvaro Vargas Llosa explicó a que no podían condicionar su apoyo a Fujimori a que ella renunciara a indultar a su padre, el expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), condenado a 25 años de prisión por delitos de lesa humanidad.
Pregunta: ¿Qué escenario vislumbra para la segunda vuelta presidencial del 6 de junio?
Respuesta: Es muy difícil predecirlo a estas alturas. Todas las encuestas marcan un nivel de indecisión más significativo que en otros años y también un mayor voto blanco y nulo. Esta elección no está cerrada ni muchísimo menos. Hace poco en Ecuador se produjo un resultado muy inesperado cuando Guillermo Lasso derrotó a Andrés Arauz, que llevaba ventaja a lo largo de casi toda la segunda vuelta.
Castillo lleva probablemente una ventaja de unos pocos puntos y todavía hay posibilidades importantes en la medida que Keiko se desplace al sur y al centro. Si logra aumentar algo su votación ahí y mantiene los números en el resto del país, tendrá posibilidades de derrotar a Castillo en el tramo final, como es mi esperanza.
P: ¿Se precipitaron usted y su padre en dar su apoyo a Fujimori sin esperar a que los candidatos diesen muestras de moderación?
R: Hay gente que piensa eso, pero él (Mario Vargas Llosa) no, y creo que tiene razón. Tuvo muy claro que no necesitaba esperar para saber el riesgo enorme que había en la otra candidatura. No había equivalencia que justificase ver cuál hacía mayores compromisos democráticos, con las obvias prevenciones que puede haber en una candidatura que representa algo que él había combatido por muchas décadas.
En ningún caso creía que la candidatura rival pudiera hacerlo, y con Keiko, por antecedentes como la fuerte resistencia de la sociedad cada vez que percibió un exceso de parte del fujimorismo, indicaba hasta qué punto le sería hipotéticamente difícil desbordar el marco democrático una vez en el poder, a diferencia de Castillo y Cerrón, que serían prácticamente imparables en caso de ganar.
P: Castillo no tendría mayoría en el Congreso, dominado por fuerzas conservadoras. ¿No es eso una garantía de que a Castillo le sería difícil acometer grandes cambios?
R: No lo veo así, porque conozco muy de cerca los casos de países de la región donde parecía imposible que se desbordara el marco democrático y resultó muy fácil para los caudillos hacerlo.
Castillo está proponiendo algo abiertamente inconstitucional, que es convocar una Asamblea Constituyente. Si lo hace, habrá que pararlo, pero esa coalición conservadora es muy fácil de desprestigiar y demonizar como golpistas. Es el tipo de discurso que ya hemos escuchado en Venezuela, Ecuador o Bolivia.
P: Castillo tampoco tendría la simpatía de las Fuerzas Armadas.
R: Las Fuerzas Armadas lo último que van a querer es involucrarse en la vida política peruana. Además el propio Ejército peruano está muy dividido ideológicamente, de manera que no creo sea una garantía. Percibo que será mucho más fácil para Castillo y (Vladimir) Cerrón (líder del partido Perú Libre) llevar a cabo un paulatino desmantelamiento de las instituciones republicanas.
Keiko no ha ofrecido nada remotamente similar. Uno puede creerle o no, pero lo que propone está dentro de la legalidad. Lo otro, se sale del marco y viene respaldado por una estructura marxista-leninista. Hablamos de una izquierda revolucionaria y, para quienes hemos defendido la democracia y la libertad, eso no es aceptable.
P: ¿En ningún momento se plantearon proponer a Castillo una «hoja de ruta» similar a la que suscribieron en 2011 con el expresidente Ollanta Humala (2011-2016).
R: Hay muchas diferencias. Humala ya había hecho una evolución de su campaña anterior de 2006, donde desde luego sí había una amenaza muy seria. Realmente el respaldo que le dimos no fue posterior a la hoja de ruta. Teníamos claro que él ya no representaba una amenaza para el sistema democrático. Aquí no se da el caso. El programa con el que se presenta Castillo con respaldo de Cerrón es clarísimo.
P: Keiko Fujimori ha prometido indultar a su padre. ¿No contemplaron demandarle que renuncie a ello antes de darle su apoyo?
R: Es un tema delicado porque mi padre y yo hemos sido críticos. No vamos a defender lo contrario a lo que hemos defendido antes. A diferencia del indulto que Castillo y Cerrón piden para Antauro Humala (hermano del expresidente Humala en prisión por el asesinato de cinco policías en una asonada militar en 2005), hay consideraciones familiares y humanitarias.
Si nosotros ponemos esa condición, creamos una situación imposible en la que tendríamos que optar por Castillo, porque no hay más candidatos. Muchas personas que no somos del fujimorismo y que hemos sido críticas de eso, pedimos que, si se lleva a cabo, se haga dentro de los parámetros de la Justicia nacional e internacional.
Ella se ha comprometido tanto privada como públicamente a hacerlo así, y yo quiero creerle. Tendrá que seguir un proceso que depende de instituciones que no están bajo el control de ella. Si al final la Justicia concede el indulto, habrá que respetarlo, y si no, tendrá que ser ella que lo respete.
P: ¿Cómo le recomienda a los peruanos que tomen los resultados de la elección si gana Castillo?
R: Un demócrata respeta los resultados. Eso es absolutamente sagrado. Luego habrá que ver qué pasa. Si tratan de aplicar su programa y vulnerar las instituciones, habrá que responder vigorosamente dentro de la legalidad. No podemos permitir que caiga otra democracia más en América Latina. EFE