El 7 de junio, varias madres se sentaron afuera de las aulas de la Unidad Educativa del Milenio de Victoria del Portete a esperar que sus hijos culminen sus clases presenciales. Mientras esperaban, muchas de ellas conversaban sobre lo vivido en la pandemia y sobre la COVID-19.
En las conversaciones, que se dieron en los 80 minutos que tuvieron de clases los estudiantes de Victoria de Portete, había muchas preguntas que terminaron convergiendo en una: ¿fue una buena decisión el haber permitido el retorno de sus representados a las aulas?
Si bien la duda es válida porque está relacionada con la preocupación que tienen los padres de familia, para la pediatra y subespecialista en infectología infantil, Carola Cedillo, lo fundamental ahora mismo no es preguntarse si deben o no regresar los estudiantes a las aulas, sino preguntarse si las instituciones educativas reúnen las condiciones básicas para volver a recibir a los niños y adolescentes.
“Hemos estado pensando en cómo reabrir los restaurantes, los centros comerciales, los bares, pero no hemos pensado en cómo ayudar a los niños que requieren de sus pares para desarrollarse. Lo que ahora tenemos que hacer es pensar en ellos. Si no hay las medidas para su regreso, pues hay que generarlas”, opinó Cedillo para El Mercurio.
La pediatra, en los últimos días, ha tenido gran repercusión en las redes sociales, ya que preparó una serie de preguntas y respuestas que, según ella, deben también responder las autoridades sanitarias y educativas para que los niños puedan volver a las aulas.
¿Cuáles son las condiciones de las zonas urbanas y rurales? ¿Cómo se van a transportar los niños hacia las escuelas? ¿Cuál es el plan que se va a aplicar una vez que se detecte un caso? ¿Cómo se van a cumplir con las medidas de bioseguridad?, son algunas de las preguntas que se hace la pediatra.
“Hay medidas que no son negociables y que deben cumplirse. Por ejemplo, el agua potable y el jabón. Esto no tiene que faltar porque el alcohol no reemplaza a un buen lavado de manos. También se debe brindar un transporte seguro a los niños. De igual manera la ventilación en las aulas, que es uno de los pilares para el retorno”, dijo Cedillo.
Cumplir con las medidas
Para el médico Bernardo Vega, quien ha venido analizando semana tras semana el número de contagios con COVID-19, el regreso de los estudiantes es necesario, sin embargo, cree que las condiciones actuales todavía no son las ideales.
“Hubiera sido preferible esperar por lo menos para el ciclo Sierra. En el ciclo Costa se hubiera podido discutir. En el ciclo Sierra estamos a menos de un mes de terminar. No sé qué tan beneficioso sea”, dijo Vega.
El médico cree que uno de los escenarios ideales posibles se hubiera dado con los docentes vacunados en su totalidad, sin embargo, hasta la fecha gran parte de los maestros solo tienen una dosis, como es el caso de la provincia del Azuay, en donde 10 552 profesores esperan la segunda dosis, según los datos de la coordinación de la zona 6 de Educación.
Pero el retorno paulatino y voluntario empezó, y para Vega, que es un “riesgo-beneficio”, hay que aunar esfuerzos que eviten el aumento de contagios.
Desde marzo de 2020, según el médico e investigador, Esteban Ortiz, se han reportado 29.673 casos de COVID entre niños de 5 años y jóvenes de 19 años.
Para Ortiz, quien analizó el regreso a clases con los datos existentes de contagios a través de su Twitter, la probabilidad de contagiarse y la mortalidad es mayor entre adultos que entre los infantes, no obstante, la decisión de reabrir escuelas y del envió de los niños a las aulas debe ser analizado caso por caso.
“Poner agua corriente disponible en todos los planteles, asegurar ventilación adecuada en las aulas y lo más importante educar a niños y adultos la promoción y el empoderamiento de la sociedad es fundamental”, escribió Ortiz.
Medidas que deben estar en los protocolos
¿Cuándo volver a clases, cuántas veces por semana serían presenciales y cuántas horas?
En primera instancia hasta lograr un circuito seguro, pueden existir días intercalados de asistencia presencial con duraciones cortas 3-4 horas.
¿Qué hacer si los estudiantes usan el transporte público para ir a la escuela?
Lo ideal es que el traslado sea a pie, en bicicleta, o vehículo particular, pero para las familias que no disponen de estas opciones, los encargados del transporte público deben promover el incremento de oferta de unidades en los horarios pico para lograr mayor seguridad.
¿Qué hacer con las busetas o buses escolares?
Si fuera posible los conductores deben estar separados por un material divisorio. El servicio debería tener una ocupación máxima del 50% o con un asiento libre de por medio.
¿Cómo debería ser organizada la entrada y salida de alumnos?
La entrada y salida debería ser en forma escalonada para evitar aglomeraciones de personas en los establecimientos. Pudiendo designarse espacios exteriores para que quienes acompañen a los estudiantes puedan dejarlos y retirarlos.
¿Qué correspondería hacer si un alumno o docente presenta síntomas o contrae COVID-19?
Ante la aparición de un caso sospechoso de COVID-19, el grupo burbuja no deberá concurrir a la escuela hasta que se confirme o descarte la enfermedad. En caso de ser positivo, la duración del aislamiento del grupo varía según el protocolo establecido (10-14 días).
¿Qué debería ocurrir con los bares y comedores en las escuelas?
No deberían abrirse los bares escolares, y debería estar prohibida la venta de alimentos dentro de los establecimientos. Considerar recesos cortos donde cada estudiante pueda llevar su propia colación, pero no compartirla con otros.
¿Cómo se debería garantizar la ventilación de las aulas?
Las aulas deberían estar permanentemente ventiladas con aire proveniente del exterior, manteniendo las puertas y todas las ventanas abiertas.
¿Cómo debería ser el recreo?
Cada grupo de estudiantes debería tener asignado un turno de recreo en alguno de los ámbitos destinados para el descanso, sin entrar en contacto con otros grupos.
¿Cómo deberían funcionar los baños?
Se debe promover que la permanencia en los baños no supere los 15 minutos, dejar trabadas las puertas principales para evitar el contacto con las manijas, siempre y cuando se asegure la privacidad del estudiante.
¿Qué podrían hacer los docentes y alumnos que pertenecen a grupos de riesgo?
Los alumnos, los docentes y empleados deben estar exentos de asistir si se encuentran dentro de alguno de los grupos de riesgo o si conviven con personas con comorbilidades que no han sido vacunadas.
Fuente: Carola Cedillo, infectóloga cuencana.