OPINIÓN | Es inconcebible que, en el Ecuador, la corrupción se instituyera desde el poder central, cuando se viviera la llamada “década perdida” y se publicitara entonces, en altos tonos, que, “las coimas eran asunto de privados y que los sobornos no afectaban a las finanzas públicas.”
Desde este censurable sendero abierto, en dicho período de gobierno, hoy, con la desfachatez más grande, una Asambleísta de la provincia del Napo, exhorta: “roben, roben bien, justifiquen bien, pero no se dejen ver las cosas, compañeros.” ¿Es éste el decálogo de ética que promueven algunos Asambleístas, quienes están al frente del Poder Legislativo? Desde qué nivel de osadía y descaro, esta representante del pueblo amazónico, se expresa en esos términos y que, no se quiera alegar -como alguien lo dijera- que ella es quechua hablante y, por ello, la distorsión conceptual en su mensaje. No, ella habla muy bien el Castellano y así lo expresó, con el debido dominio, en el uso de la lengua.
Es el momento en el que a los ecuatorianos nos invade una sensación de repudio y de rebeldía, al pensar que esta ciudadana Cerda nos representa a los ecuatorianos. Es hora de que el Comité de Ética de la Asamblea Nacional, inicie el debido proceso, para ajustar cuentas con esta Asambleísta que, debería volverse a su casa y abandonar tan altas e inmerecidas responsabilidades, a ella otorgadas. (O)