Recientemente en internet me puse a leer nuevamente sobre los restos arqueológicos de la ciudad inca de Choquequirao ubicado en las estribaciones del precioso nevado Salcantay, al que quise ir por algunas ocasiones con mi difunto amigo Galo “chino” Carrión. Está en la jurisdicción de la provincia de la Convención en el departamento del Cuzco en Perú, fue construido en la época inca entre 1438 y 1534 como un centro cultural y religioso. Es fácil distinguir las terrazas incas, un templo y algunas edificaciones administrativas localizadas alrededor de la plaza central.
Esta ciudad inca está agrupada con pequeñas aldeas y con numerosos canales de regadío que es lo que quería resaltar puesto que los incas supieron conducir el agua hacia toda su población y hacia todos sus sembríos con acueductos para el suministro de agua potable, su ubicación es estratégica puesto que desde allí se dominan los valles. Se encuentra cerca del caudaloso río de Apurímac en medio de una cadena montañosa y cerca de una inmensa vegetación tropical que desciende hasta la zona boscosa al oriente.
El clima de Choquequirao es templado. El complejo tiene unas 1.800 hectáreas, este centro religioso más importante del imperio estaba ocupado por sacerdotes y las personas consagradas a la divinidad, muestra múltiples edificaciones incluidas las terrazas de cultivo las que servían para alimentar a la población. La fauna y flora de la zona es muy rica y variada. Todas estas edificaciones nos demuestran que la cultura inca desde esa época ya sabía manejar adecuadamente su rica biodiversidad. Nos enseñaron que somos parte de la madre tierra, que somos una sola identidad por lo que a nuestro medio ambiente le debemos todo respeto. (O)