Milluni (Bolivia). A 5.000 metros de altitud las cholitas escaladoras bolivianas desafiaron la nieve, la intensa neblina y el frío para jugar un partido de fútbol cerca a la cima del imponente Huayna Potosí, de 6.088 metros de altura, y demostrar que «sí se puede».
Un grupo de ocho cholitas, las mujeres aimaras de Bolivia, alistaron sus polleras típicas rojas, sus suéteres blancos, los cascos, crampones para la nieve, dos pelotas y sus zapatillas de fútbol para jugar un partido en las alturas.
Esta es la segunda vez que las cholitas escaladoras «Bolivia Climbing» decidieron ponerse los cachos (zapatos para jugar fútbol) y escalar un nevado para jugar; el primero fue en agosto en el Mururata en La Paz, a 5.860 metros de altitud.
LA TRAVESÍA
Al llegar al campo base del Huayna Potosí las mujeres compartieron un tradicional apthapi, una comida comunitaria de varios tubérculos, queso, habas, para así reunir la energía necesaria para comenzar esta aventura.
Luego realizaron una ofrenda a la Pachamama o Madre Tierra para pedirle permiso a la montaña para escalarla y que todo saliera bien.
El clima no era el más favorable para escalar, la intensa neblina no dejaba ver al imponente Huayna Potosí y nevaba de forma intermitente; sin embargo, a paso lento pero firme las ocho cholitas comenzaron la travesía.
Las mujeres, usando sus polleras y medias de lana o calzas térmicas por dentro y botas, comenzaron a ascender la montaña cargadas de sus aguayos, un tejido indígena andino, donde resguardaban los equipos y avanzaban ondeando la tricolor boliviana.
Luego de un par de horas de caminata por senderos llenos de rocas y tras escalar en la nieve, las cholitas llegaron a su «cancha» una planicie cerca a la cima.
Las experimentadas mujeres verificaron que en el lugar no existieran grietas ocultas por la nieve para determinar si era seguro correr y hacer goles.
Las mujeres sacaron de sus aguayos camisetas blancas con la palabra Bolivia en el medio y otras azules para diferenciar a los dos equipos; algunas se pusieron unas medias amarillas y se sacaron los crampones para utilizar las zapatillas de fútbol.
EL PARTIDO
Cada equipo estaba conformado por cuatro mujeres, el partido era «Bolivia Mururata» de camisetas blancas frente a «Huayna Potosí» identificadas con el azul.
Los arcos estaban delimitados por los piolets, una herramienta que se usa en la nieve para escalar y colocaron la bandera boliviana y la wiphala, la multicolor indígena, alrededor de su cancha.
En el paisaje predominaba el color blanco de la nieve que se mezclaba con la intensa neblina que no dejaba ver más allá de la «cancha».
El partido comenzó con un saludo entre ambos equipos y el balón azul en el medio.
Las mujeres corrían, a veces se resbalaban y marcaban al cuadro contrario entre risas, todas cuidaban que la pelota no se saliera de la «cancha» porque podía caerse sin la posibilidad de recuperarlo.
El partido duró más de 50 minutos y terminó 8-6 y se coronó como campeón del «torneo en las alturas» el cuadro «Bolivia Mururata».
Las mujeres recibieron unas medallas simbólicas por ser las campeonas y el equipo contrario también por ser las subcampeonas.
Luego volvieron a ponerse las botas de montaña y los crampones para descender hasta el campo base donde les entregaron unos trofeos también simbólicos por la hazaña.
LAS JUGADORAS
Todas estas mujeres han subido por lo menos tres veces esa montaña, desde que en 2015 se fundó las cholitas escaladoras «Bolivia Climbing», en total las 14 mujeres del grupo ascendieron unas siete montañas del país incluyendo la más alta, el emblemático Sajama a 6.542 metros de altitud, contó a Efe Julia Quispe la representante del grupo.
Quispe acotó que la mayoría de las mujeres, además de subir montañas, juegan fútbol en sus tiempos libres por lo que les pareció una buena idea que este singular partido ayude a «reactivar el turismo», jugar y también reivindicar la temible altura en ese deporte y mostrar que «sí se puede».
«Cuando vienen jugadores del exterior, cuando vienen a La Paz siempre tienen dificultad de jugar, pero nosotras siempre estamos en las montañas y no hay dificultad», comentó.
La escaladora más joven tiene 13 años. Se trata de Judith Alaña, quien contó a Efe que asciende montañas desde los 11 y también juega fútbol en sus tiempos libres; y, a pesar de ser la más pequeña, ya ha escalado unas cuatro montañas y su sueño es seguir jugando partidos en las cimas y llegar incluso al Everest.
Por otro lado, Alicia Quispe, otra de las cholitas escaladoras indicó a Efe que todas tienen gustos comunes por el deporte y que esta actividad ayuda a demostrar que las mujeres que usan pollera «son fuertes». (D) EFE