Sin expertos en lenguaje de señas, no hay inclusión de población con discapacidad auditiva.
En alguna ocasión, Diana Jara vio cómo un grupo de personas con discapacidad auditiva ingresaban a una piscina. El administrador del balneario, molesto, les dijo que necesitaban una gorra, pero el grupo no entendía. “Lo único que veían era a una persona molesta”, recordó Diana.
Ese suceso no es el único. Las personas sordas han tenido que lidiar con situaciones en diferentes lugares en donde, hasta ahora, no hay alguien que conozca del lenguaje de señas, y no hay un intérprete. Si antes era difícil comunicarse, con la pandemia se ha vuelto un problema. En muchos casos, quienes tienen limitaciones para escuchar suelen gesticular para intentar hacerse entender, pero con el uso de la mascarilla, la situación es mucho más compleja.
“Ha sido bastante difícil. Nos hemos tenido que quedar en nuestras casas, encerrados. En muchos hogares no saben del lenguaje de señas, y hemos buscado las maneras de comunicarnos. También ha sido difícil por el tapabocas, porque impide hacernos entender”, dijo Johana Maji, a través de la intérprete Estefany Tapia.
Johana es parte de la Asociación de Personas Sordas del Azuay (APSA), un grupo que ha buscado que en la provincia se considere al lenguaje de señas como un sistema de comunicación básico. Sin embargo, ello no se cumple.
Además de que en los propios hogares en donde vive la población sorda no está generalizado el lenguaje de señas en las instituciones públicas tampoco hay un intérprete que les permita acceder a los servicios básicos.
“Yo creo que esto de tener intérpretes es algo que debería ser una formación básica para todos. No solo para los que tienen discapacidad. Nosotros, en potencia, con los años podríamos, con la exposición al ruido, gradualmente perder la audición”, dijo Diana Jara, quien estudió lenguaje de señas.
De acuerdo con el Registro Nacional de Discapacidad, la limitación en la audición es la tercera discapacidad que más personas tienen en Ecuador, solo después de la física y la intelectual. En Azuay hay 3.882 personas con discapacidad auditiva.
“Es sumamente importante aprender lenguaje inclusivo, lenguaje de señas y braille, para poder ofrecer a estas personas un mejor acceso a la información, a una educación de calidad, a los servicios públicos y algo simple, pero muy importante, a una interacción diaria con amigos y familia”, opinó Vicky Urgilés, docente que aprendió lengua de señas.
Cursos
Entre el 21 y 27 de septiembre se celebró la semana internacional de la persona sorda, y en Cuenca, los miembros de APSA aprovecharon la celebración para solicitar a las autoridades que consideren ubicar a intérpretes en las instituciones públicas.
Además, ofertaron sus cursos y el diccionario oficial de lengua de señas ecuatoriana. Los interesados en acceder a estas herramientas pueden comunicarse llamando a los números 0961797429 o 0992539466, o visitando las instalaciones de la Asociación de Personas Sordas del Azuay, ubicadas en la avenida 24 de Mayo y calle Río de Janeiro. (AWM)-(I)