Una vez más debo comentar este tema, que caracteriza nuestra realidad. Toda gestión de movilidad y economía requiere del concurso vial, asunto con sabor a quimera cuando se trata del austro ecuatoriano, porque acá pesa una especie de maldición que hoy coincide con una escasa economía estatal, que ayer tenía razones centralistas que persisten para un eterno conflicto. Hoy la prensa se hace eco de una enérgica protesta de los habitantes de Molleturo contra lo manifestado por el señor Ministro de Transporte, ingeniero Marcelo Cabrera P., realmente nos llama la atención de manera superlativa hechos de este corte, sí la única realidad es la pobreza vial y las mil consecuencias que ello genera en el habitante austral, convertidas en un bloqueo de desarrollo y normal funcionamiento a la sociedad.
La vía rápida que une a Cuenca con Azogues, la vemos abandonada del mantenimiento, degradándose en su superficie de rodadura por las constantes lluvias, taponamiento de sumideros y formación de lagunas de agua que destruyen el asfalto y complican la fluidez vehicular, así como el incremento en la accidentabilidad; basura, abandono del parter central lleno de malezas.
La Ciudad de Cuenca, presenta una degradación similar en las vías urbanas, basta con circular por los cuatro puntos cardinales y encontraremos esta dura realidad convertida en dolor frecuente para quienes la habitamos. De carreteros lastrados que unen a la urbe citadina con parroquias y cantones, es tremendo el abandono y la desconsideración del Estado y las Autoridades llamadas a cuidar por este tema. Hoy tendrán excusas y buscarán justificar su inacción y el olvido en el cual estamos sumidos los azuayos. A quien solicitar se ocupe de esta primaria necesidad, sí existe complicidad de nuestras autoridades que miran silentes la realidad. (O)