Cuando en 1987 Eudoxia Estrella, directora del Museo Municipal de Arte Moderno, decidió organizar en nuestra ciudad la bienal de pintura, un importante número de personas creyó que se trataba de una utopía irrealizable pensando que era un sueño iluso incorporar a nuestra modesta Cuenca de los Andes a la altura de Venecia, Sao Paulo o La Habana. Estos escepticismos, a veces burlones, rodaron por los suelos cuando se inauguró con elevados niveles categóricos con la presencia de obras y pintores de gran renombre.
El pasado viernes, por décimo quinta ocasión, se inauguró este evento, demostrando que esa utopía podía reiterarse y consagrar un evento que se repite cada dos años, con los cambios que citas de este tipo requieren de acuerdo con las variantes, visiones y concepciones de las artes visuales. No es raro que el término reincidencia, con pesimismo, se aplique a situaciones negativas como el alcoholismo y la droga adicción; este caso muestra que también puede darse positivamente al incorporar a nuestra ciudad en el entorno mundial de esta expresión estética.
Eudoxia nos dejó hace algunos meses, pero su obra internacional sigue con vida, superando un sinnúmero de obstáculos como las limitaciones económicas. La municipalidad de Cuenca se empeñó en mantenerla y superando múltiples reveses perdura manteniendo a nuestra ciudad a nivel artístico internacional.
Las personas nos vamos, pero las obras quedan. Eudoxia, desde otras esferas sonreirá al constatar que su “testarudez” contagió a nuevas generaciones mantienen este evento artístico que honra a Cuenca. Ojalá se repitan “adicciones” positivas que no se han dejado vencer por la Covid-19. (O)