Mis hijos han estado en una batalla intensa contra toda insinuación que pudiera anticipar la trama de la última película de moda. Es interesante ver como el ser humano es capaz de enfrentar toda tentación con tal de disfrutar del momento de entretenimiento sin prejuicios ni anticipaciones. Sin spoilers.
En política, en cambio, lo que más se pide es que les cuenten el desenlace, el resultado de un posible escenario. El spoiler es más que bienvenido.
La pregunta en los análisis políticos es inevitable. ¿Cómo estará la situación el próximo año? Aquí ensayo mi respuesta: Spoiler alert.
El gobierno tiene -por fin- encaminada una hoja de ruta sobre su reactivación económica. Sin embargo, con la Ley Tributaria publicada en el Registro Oficial, y el incremento al Sueldo Básico Unificado, la actual tensa calma podría devenir en conflictos desde la sociedad civil, más movilizada en twitter que en las calles. No creo que la Asamblea logre articular el espacio de contestación al Ejecutivo. No hay oposición visible y organizada en ese espacio político tradicional sino en el espacio digital y, por supuesto, en las calles con organismos de fuerte activación social como la CONAIE.
La triste situación de Zaruma pondrá el tema minero en la agenda y podría también poner en riesgo la agenda extractivista del gobierno. Ahí vendrá una fuerte discusión con un importante sector social que busca una reactivación económica sin desarrollo de minería. No es fácil el escenario para el Gobierno Nacional.
En lo local Cuenca ha sido centro de varias preocupaciones, particularmente su situación de incomunicación con Guayaquil que, junto con el transporte y la seguridad, configuraron un pliego de peticiones desde la municipalidad para el Ejecutivo. Enero será un mes de tensiones ante las demandas publicadas y posiblemente la tensa calma se rompa si el gobierno no asegura rápidas soluciones al Km. 49 de la ruta a Guayaquil. Ómicron ya llegó, con esa noticia la siempre presente amenza de rebrotes por COVID-19 no serán la excepción en enero, sobre todo con el regreso de las festividades de la época.
Así las cosas, el 2022 no parece tener un escenario prometedor. Por eso les doy la razón a mis hijos, a veces es mejor no saber qué pasará en enero, dejar que los días vengan y nos cuenten sus propias historias conforme transcurran y vivir cada hecho sin pistas de su deselance. Como en las películas cuando se ha logrado con éxito esperar su estreno sin spoilers. (O)