La de Andrés Arauz, el polifuncional del correísmo, quien en campaña electoral dijo que con el gobierno argentino cerró trato para 4 millones de vacunas contra el COVID-19 e inocular a los ecuatorianos. Al final, ni votos ni vacunas.
La de Guillermo Lasso, quien, asimismo en campaña, dijo que, en su gobierno, de ganar como ganó, no subirán los impuestos ni se crearán otros. Nos salió al “encuentro” camuflándolos como contribuciones “solo por esta vez”.
La de Jorge Yunda al expresar que ni se imaginaba que su hijo Sebastián, amante a la música como él, usaba su nombre para presionar a empresarios y funcionarios públicos a fin de obtener beneficios económicos. Parece que pronto compartirán grillete.
La de Rosa Cerda, la asambleísta que dijo que nunca dijo que “si van a robar, roben bien y justifiquen bien”. Nunca le cayó la justicia indígena ni las “ninguneadas” de Iza.
La vivida en carne propia por Henry Kronfle, a quien Jaime Nebot le tenía asegurada la presidencia de la Asamblea Nacional gracias a su “matrimonio” político con el correísmo. Perdieron pan y pedazo.
La investigación previa por supuesto delito de peculado, iniciada por la Fiscalía en contra de la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri. Hasta ahora “ni chus ni mus”.
La de Guadalupe Llori al negar que nunca pretendió comprar seis vehículos de alta gama por 60 mil dólares cada uno; o que contrató masajes en un hotel 5 estrellas, a más de caviar. Casi “llori” al saberse descubierta.
La de los asambleístas de UNES que amenazaron con incendiar Troya si pasaba la Reforma Tributaria del gobierno. Cuando ruge el rey león los demás deben esconder el rabo y saber que él pacta con las hienas.
La de Marcelo Cabrera. Electo asambleísta por Azuay declaró que durante sus cuatro años de gestión trabajará en “función de las sanas aspiraciones de la provincia”. Tras pocas horas en la curul aceptó ser ministro de Transporte y Obras Públicas. ¿Le gustan los dolores de cabeza?
Las construcciones tantas veces anunciadas del acceso sur a Cuenca; del distribuidor de tráfico frente la gasolinera del Sindicato de Choferes, del puente Isauro Rodríguez. El listado es grande, más grande que la “puntiaguda” de quienes ofrecieron.
Y la más cruel: que con su tercera cepa y las vacunas diríamos adiós al COVID-19. Rumbo al 2022 sobre la cuarta: la ómicron, y con otras inocentadas. Inocentes ustedes que creen en estas inocentadas 2021. (O)