La vida humana no se limita a cada individuo, por naturaleza somos animales sociales y no podemos prescindir de los otros. A lo largo de nuestras existencias nos desarrollamos como personas, es decir, individuos con aspiraciones propias. De diversas maneras nos hacemos en el tiempo, pero no podemos prescindir de los demás y nuestra libertad individual se restringe en este tipo de relaciones. Los derechos y obligaciones requieren un equilibrio entre lo individual y lo colectivo dentro de la dinámica social.
La vida comunitaria tiene un propósito: el bien común dentro de una estructura de normas de diversa índole social. Lo ideal sería un equilibrio positivo entre el bienestar individual y colectivo, lo que requiere un ordenamiento de la conducta. Si en la organización cultural prima la libertad personal, no puede ser ilimitada, debe operar con restricciones que no perjudiquen a los otros y acatamiento y respeto al bien común. El comportamiento correcto de los ciudadanos debe funcionar dentro de este contexto, lo que requiere una razonable dosis de civismo.
En la pandemia que vivimos, se considera que mediante la vacunación manejada por el Estado se elimina o limita sustancialmente la contaminación. Vacunarse ¿Es un derecho o una obligación? ¿Hasta qué punto debe funcionar el derecho a no vacunarse? La vacuna protege al individuo, lo que es un derecho personal; pero si se trata de evitar la contaminación está de por medio el derecho colectivo.
Todos buscamos el bienestar personal pero también el común. En este caso considero que lo mejor es que se renuncie a este derecho individual ya que el colectivo debe tener prioridad. Hay ocasiones en las que el bienestar de los otros debe tener prioridad sobre el individual. (O)