Su paso es lento, pero su memoria, privilegiada. A sus 92 años, el cuencano Alejandro Serrano Galarza disfruta de la, acaso, última etapa de vida, luego de servir a la ciudad como médico anestesiólogo, docente y político.
Han transcurrido dos años desde que dijo adiós a los quirófanos. Y no fue por su edad. En este caso, sintió la necesidad de dar oportunidad a las nuevas generaciones para que sirvan a la comunidad.
Nació el 15 de enero de 1930. Es soltero. Su profesión y pasión por servir, según confiesa, no le permitió conocer a una mujer en su vida. Sin embargo, está convencido de que si tuviera la oportunidad de volver a nacer nuevamente elegiría ser médico anestesiólogo.
Alejandro Serrano Galarza, más allá de todo lo que hizo por la ciudad y el país como médico, se considera un “chagra” del Azuay. La vocación de médico la heredó de su padre Reinaldo Serrano López.
La familia nació y creció en el barrio El Vado. Según relata el doctor Alejandro, su padre era “médico a la antigua”, que atendía a los necesitados en sus hogares. “Iba a las casas de las panaderas de esa época, y se ganó el cariño de la gente; su servicio era gratuito”, cuenta.
Los pasos de Reinaldo Serrano López lo siguieron dos de sus ocho hijos: Guillermo y Alejandro. “Los dos hermanos acompañábamos a nuestro padre a ver a los enfermos, muchas veces en las noches”, recuerda.
Fue así como se inclinaron a la profesión. Cuando su hermano mayor finalizó los estudios se radicó en Loja.
Formación profesional
Alejandro Serrano no tiene dificultad para recordar fechas, ni nombres de personas con las que compartió como médico. “La medicina de aquella época era retrasada en Cuenca. No había incentivos, los médicos se graduaban y permanecían en la ciudad, mucho menos existían especialidades”, relata. Los nombres más reconocidos de aquella época eran de los médicos Emiliano Crespo, cirujano; y David Díaz, obstetra.
En Guayaquil y Quito surgieron los primeros especialistas en diferentes ramas, pero en Cuenca no sucedió lo mismo. “La cirugía progresó con la anestesiología. Antes no se había hecho nada, ni siquiera una intervención con anestesia general porque no había un profesional”, señala.
En aquel entonces, Roberto Gilbert, cirujano de Guayaquil, arribó a Cuenca con motivo de vacaciones y se admiró de que no exista un médico anestesiólogo en la ciudad.
Fue así como Alejandro Serrano Galarza fue invitado a realizar una pasantía en la clínica del doctor Gilbert en Guayaquil. “Fue de gran utilidad aquellos meses de práctica como pasante. Luego me gradué de médico, donde empezó el trabajo efectivo ante el cirujano y ante el paciente e inmediatamente me puse a buscar un lugar en donde pudiera hacer una especialidad en anestesiología”, cuenta.
Enrique León, médico radiólogo de Cuenca, en aquel entonces crusaba su especialidad en Estados Unidos. En 1960, gracias a León y por varias recomendaciones, consiguió una estadía de dos años en el extinto Boston City Hospital. Luego de aprovechar los conocimientos y la práctica retornó a la ciudad para ejercer su profesión.
A su llegada, el primer obstáculo fue que en Cuenca no existían los equipos de anestesiología. El doctor Gonzalo Cordero, ministro de Bienestar Social, ofreció una máquina para la ciudad. “Existía el especialista, pero no había la máquina… Yo pensaba, como todo ofrecimiento, cuándo llegará. Pero mi sorpresa fue que a las tres semanas llegó la máquina”, dice entre risas.
Ese fue el inicio de profesión en Cuenca. Se convirtió en el primer anestesiólogo en la ciudad, lo que le llevó a trabajar las 24 horas. “Ya con los conocimientos y con las máquinas pudimos operar a los pacientes”, señala.
Hospital de Cuenca
Alejandro Serrano Galarza se ganó la confianza de sus colegas. En el interior de los quirófanos fue designado Jefe Provincial 3 de Salud, cargo que aceptó con dos condiciones: que se dote de un ayudante de anestesia para el hospital;y el segundo, la terminación y puesta en funcionamiento del nuevo hospital.
Ambas condiciones se cumplieron rigurosamente.
El nuevo hospital de Cuenca fue inaugurado y abrió sus puertas el 12 de abril de 1977. “Han transcurrido casi 50 años y no se ha cambiado nada. Como comúnmente se dice, una mano de gato y nada más. Aquel hospital continúa sirviendo a la ciudad”, dice.
De igual manera, cuando ejerció este cargo, puso en marcha los hospitales en los cantones Girón, Santa Isabel, Gualaceo y Paute en construcción.
En todo este tiempo, brindó sus servicios como médico anestesiólogo en el hospital del Seguro Social y en casi todas las casas médicas de la ciudad, siendo la Clínica Santa Ana, cofundador desde hace casi seis décadas. “Ahí ejercí la mayor parte de mi carrera profesional y sobre todo mis últimos años de médico anestesiólogo hasta mediados del año 2020”, explica.
Docente y político
Alejandro Serrano Galarza entregó 15 años de su vida a la docencia, 11 de ell os en la Universidad de Cuenca y 4 años en la Universidad Católica. Tras intereses y problemas de cada institución, prefirió poner punto final a esta etapa de su vida y continuar en los quirófanos de las casas de salud.
De igual manera se dedicó a la política y con Francisco Huerta fundaron el partido político Demócrata. Fue candidato por el Azuay y salió
electo en el periodo 19681972, pero desgraciadamente el presidente Velasco Ibarra impidió que se lleve adelante esta diputación.
En 1985 nuevamente fue candidato por el mismo partido político y triunfó por segunda ocasión. “Fue una linda experiencia pero frustrante, porque se quería hacer más, pero en el Congreso es imposible. Llega un momento en que la política da asco por la politiquería”, cuenta.
Luego de servir a la ciudad, Alejandro Serrano Galarza está de “vacaciones”. Así lo cataloga a esta etapa de su vida. Ni en el más fantástico de sus sueños imaginó que iba a servir por más de 60 años. “Día y noche traté de cumplir un deber que me impulsó la vida desde el primero de febrero de 1955, fecha en la que ingresé al Hospital San Vicente de Paúl en mi calidad de interno anestesista y que terminó profesionalmente como médico el 31 de octubre del año 2020”, finalizó.
Por su aporte a la comunidad, ha recibido múltiples placas y reconocimientos. La más reciente fue el título de “Profesor Honorario” de la Universidad Inter nacional del Ecuador, en los primeros días de este año.
Reconocimiento
La entrega del título de “Profesor Honorario” se dio el pasado 5 de enero, en el Salón Tomebamba del Hotel Oro Verde de Cuenca.
La ceremonia convocó a reconocidos médicos de todo el país, destacados profesionales de otras áreas y autoridades públicas.
“Para la Universidad Internacional del Ecuador es un alto honor de otorgar el presente título honorario, porque al ser una institución académica y de investigación científica, le importa honrar las figuras más significativas de la ciencia, la tecnología, la cultura y la innovación”, señaló su reconocimiento.
El médico Alejandro Serrano Galarza fue el pionero de la anestesiología como especialidad médica científica en Cuenca y en Ecuador. (JRU) (I)
Texto: Fernanda Ramón El Mercurio-Cuenca