La cámara baja del parlamento alemán, el Bundestag, conmemoró este jueves los 77 años de la liberación de Auschwitz con Inge Auerbacher como oradora central, una superviviente que recordó en su discurso a los muertos del Holocausto y el destino de su familia.
La vida de Auerbacher empezó en Kippenheim (suroeste de Alemania) donde nació. Pasó luego por Theresienstadt, esa ciudad que los nazis querían mostrar al mundo como un gueto modelo y que era una estación intermedia en el viaje a los campos de exterminio, y luego siguió con la emigración a EEUU.
Auerbacher llegó a Theresienstadt con su familia a los 7 años, tras haber sido deportada y haber vivido las diversas formas de persecución de los primeros años del nazismo con ojos de niña, lo mismo que el progromo del 9 de noviembre de 1938 cuando, dijo, una piedra que arrojaron los nazis contra la ventaja de su casa estuvo a punto de alcanzarla.
El momento culminante de su intervención fue el recuerdo de una amiga suya, Ruth Abraham.
«En el mismo bloque en Theresienstadt vivía una familia de Berlín, la familia Abraham. El padre, al igual que mi padre, había luchado en la I Guerra Mundial», dijo Auerbacher.
«Ruth Abraham y yo éramos como hermanas, nos prometimos visitarnos cuando terminase todo», agregó.
Un día los veteranos de guerra y sus familias fueron citados a la comandancia sin saber que iban a ser sometidos a un proceso de selección y algunos serían enviados a Auschwitz.
«Ruth, he venido a Berlín a visitarte pero no tú no estás. Moriste en las cámaras de gas de Auschwitz con tus padres», dijo Auerbacher, levantando la voz hasta llevarla a un tono que casi parecía un grito.
Ruth Abraham no llegó a cumplir los diez años y fue uno de los 1,5 millones de niños que murieron durante el Holocausto.
Inge Auerbacher sobrevivió con su familia y en 1946 emigraron a Nueva York pero las secuelas de los años que había pasado en Theresienstadt -entre epidemias, hambre, ratas y piojos- le dejaron una tuberculosis de la que estuvo a punto de morir y por la que tuvo que ser tratada durante años.
Antes de Auerbacher había hablado la presidenta del Bundestag, Bärbel Bas, quien empezó recordando la conferencia de Wannsee, celebrada hace 80 años y 7 días, en la que se planificó la logística del Holocausto.
«Todos los asistentes sabían de lo que se trataba. El genocidio ya estaba en marcha. Se trataba de sistematizarlo. Ninguno presentó objeciones», dijo Bas.
«Hoy mostramos una vergüenza por lo ocurrido que los asesinos nunca mostraron. Y muy pocos de ellos tuvieron que responder ante los tribunales», añadió.
Los planes de la conferencia de Wannsee era asesinar a 11 millones de judíos en toda Europa, como se puede leer en la transcripción de lo hablado allí.
Tras el discurso de Bas se escuchó en el recinto el segundo movimiento de la Fuga del compositor Hans Krasa, que fue escrita en Theresienstadt. Krasa moriría después en Auschwitz.
Luego Auerbacher subió al estrado, ayudada por el canciller Olaf Scholz y el presidente Frank Walter Steinmeier y con una mariposa en el pecho que, según dijo, debía recordar a todos los niños que fueron asesinados por los nazis.
Tanto Auerbacher como Bas señalaron que el antisemitismo y el racismo en general ha vuelto a despertar.
«La enfermedad del antisemitismo debe ser curada», dijo Auerbacher.
El último en hablar fue el presidente del Knesett (Parlamento Israelí), Mickey Lewy que destacó cómo el cultivo del recuerdo ha sido un trabajo común de Alemania e Israel.
«Pese a todo lo que hemos hecho tenemos que hacer aún más. Mirar hacia el futuro con base en sueños y valores comunes», dijo. Al final de su discurso Lewy leyó una oración judía por los muertos del Holocausto y rompió a llorar.
Tras el acto en el Bundestag Steinmeier, Bas, Scholz y Lewy depositaron ofrenda florales en el Monumento Central a las Víctimas del Holocausto.
El acto de hoy estuvo marcado también por la necesidad, expresada por Bas en su discurso, de encontrar nuevas formas del recuerdo para cuando los supervivientes ya no estén entre nosotros y que no se limiten a rituales organizados por el estado. EFE