No solo da pena ajena sino vergüenza el nivel de discusión de los asambleístas ecuatorianos. Los argumentos empleados para justificar posiciones conservadoras y personales vinculadas a grupos religiosos da clara cuenta del poco entendimiento que se tiene en la clase política sobre qué significa legislar sobre el interés colectivo en un Estado que se declara laico –aunque nunca como ahora hemos escuchado invocar con tanta frecuencia el nombre de Dios entre las autoridades y políticos ecuatorianos: Dios mediante, gracias a Dios, si Dios quiere, ¡bendiciones!, que Dios nos acompañe–, legisladores que se muestran incapaces de generar un marco regulatorio que reglamente el aborto en caso de violación que garantice y proteja de los derechos de las niñas y mujeres como manda la decisión de la Corte Constitucional que en abril del año pasado despenalizó el aborto por violación. La Asamblea Nacional nos debe mucho, el informe de minoría contradice esta sentencia que protege a mujeres víctimas de violencia sexual olvidándose que somos el segundo país con el más alto índice de embarazos infantiles de América Latina y en donde la violencia sexual se da sobre todo en el entorno familiar. ¡Ellas son las víctimas! ¿Qué pasa con la sexualidad y la salud mental de los ecuatorianos? “Exigimos a la Asamblea el uso progresivo del sentido común”. (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
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