Ante la frustración por el archivo del proyecto de Ley de Inversiones, el gobierno decidió patear la agenda y poner un “nuevo” tema. La evasión de impuestos y el chantaje político. Una decisión peligrosa porque, además de exponer a la clase política en una narrativa totalmente verosímil, por las experiencias y frustraciones que tenemos los ecuatorianos sobre nuestros políticos de turno, expone al gobierno y a su presidente al recordatorio de la acusación de evasión de impuestos de la que con tanto esfuerzo intentó superar.
La ciudadanía podría no dudar de las acusaciones del Presidente Lasso pero sí de la seriedad de las intenciones al hacerlas. Si el gobierno se propuso cambiar la temática del emprendimiento, la inversión y el empleo, por la del chantaje y la evasión, le corresponde entregar hechos a las expresiones de opinión. En otras palabras, ir a la Fiscalía y proceder con la denuncia respectiva, con nombres y pruebas.
Lamentablemente, de los conflictos nadie termina bien. En este escenario de exasperada confrontación sólo se perjudican las instituciones y se favorece la inestabilidad. El murmullo a favor del “que se vayan todos” comenzará a crecer y dejará un escenario cada vez más incierto para el gobierno que, parafraseando al periodista Boscán, tendrá que decidir si seguir gobernando sin conseguir nada en concreto o hacer algo a través de decretos durante seis meses, y luego irse a su casa. (O)