En su desbocado afán por contar con dinero para alimentar una obesa burocracia y gastar en obras de relumbrón, ante la imposibilidad de conseguir más préstamos porque el crédito estaba saturado, Correa encontró otra manera de conseguir dinero para que lo paguen los mandatarios que vendrán: la venta anticipada de nuestro petróleo que, sin llegar a los volúmenes de Venezuela, es el principal sustento de la economía estatal. China aceptó esta participación poniendo condiciones ventajosas para el prestamista. Por tener el Estado en nuestro país el control pleno de este producto, pudo usarlo para endeudarse más en condiciones dudosas. Si el solicitante tiene ansias de este dinero, el prestamista está en condiciones de poner las reglas ventajosas para él.
Con la enorme ansiedad del populista demagogo, el correato batió con amplitud el record de endeudamiento externo aplicando el principio: yo gasto el dinero y que los que vengan lo paguen. Muy difícil encontrar un país económicamente autosuficiente que no tenga necesidad de préstamos para sustentar la economía pública. Partiendo de este hecho hay organizaciones internacionales que lo hacen sin afán de enriquecimiento como en el sector privado y que dan prioridad al desarrollo de los solicitantes. Cuando en un país se han copado los montos de préstamo, hay que recurrir a otros Estados que buscan ganar, a veces a manera de los chulqueros.
La fórmula de venta anticipada de un producto fundamental para la economía, con superficialidad, puede entenderse como una estrategia positiva. si las condiciones de las partes sean serias; pero en este caso, la tendencia al alza de precios de este producto facilita situaciones positivas para el vendedor si es que las operaciones se manejan con seriedad, pero el prestamista puso reglas de juego altamente beneficiosas para él y perjudiciales para el otro. La ansiedad por contar con dinero inmediato ha hecho que los perjuicios para nuestro país sean enormes.