Es tal la cantidad de barbaridades que viene acumulando la Asamblea, que nueve de cada diez ecuatorianos no solamente la rechazan, sino que claman para que en el futuro se exijan requisitos mínimos para ser legislador. Educación, experiencia, pasado limpio, servicios destacados a la comunidad, son otros tantos aspectos que deberían exigirse
No tiene mayor sentido seguir citando las actuaciones de algunos de los actuales legisladores. Desde convocar a que roben bien, hasta exigir prebendas por su voto, pasando por un lenguaje menos que elemental, han hecho méritos de sobra para que la mayoría del país pida que se ponga fin a ese desastre. Los pocos casos de legisladores de buena calidad – que sí hay en todos los partidos- no alcanzan para revertir esa situación. Son tan pocos que no pesan en una evaluación general.
La doctrina que lleva a no pedir casi ningún requisito para ser legislador se fundamenta en que exigir requisitos como formación, experiencia o capacidades mínimas, serían discriminatorias pues atentarían contra el derecho de la gente a ser elegidas para ocupar funciones del Estado. Según este principio -aparentemente igualitario-se solapa la mediocridad y la falta de principios.
Las funciones fundamentales de los legisladores son crear leyes y fiscalizar a los otros poderes. Eso en la teoría. En la práctica para la mayoría de legisladores basta con saber cómo alzar la mano o apretar una tecla en el computador con un SI o un NO, para ejercer esas altas funciones. Hemos visto y de sobra lo que ocurre en la actual Asamblea, para conocer la rudimentaria capacidad que tienen muchos. Pedir a esos legisladores que hagan o discutan una ley o que fiscalicen, es absurdo. Están allí para votar como su partido les dice y punto.
Nadie en su sano juicio escoge para la selección de voleibol a un manco. Ni para la de fútbol a quien no tiene piernas. Para algunas ocupaciones se requiere un nivel de educación. O, una estatura mínima. Pero para integrar el primer poder del Estado, no hay requisitos. Por eso tenemos lo que tenemos. (O)