Las muertes trágicas de migrantes que caen o quedan colgando del muro entre Estados Unidos y México son cada vez más comunes, alertan los grupos proinmigrantes y piden a las autoridades ayudar a prevenir estas tragedias que se suman a naufragios y a los fallecimientos por las altas temperaturas durante los veranos en los desiertos fronterizos.
Es un círculo vicioso, explica a Efe Juan José Gutiérrez, director de la Coalición de Derechos Plenos para Inmigrantes, que agrupa cerca de 30 organizaciones que abogan por los migrantes.
Subraya que la falta de políticas está obligando cada vez más a los inmigrantes a asumir mayores riesgos, y a los «coyotes» a cobrar más dinero.
El pasado 11 de abril una migrante falleció tras quedar colgada boca abajo por un largo periodo de tiempo de la valla metálica, según detalló esta semana la Oficina del Alguacil del Condado de Cochise (Arizona).
Las autoridades mexicanas fueron las primeras en percatarse de la emergencia y la reportaron a los alguaciles de Cochise.
En febrero, el inmigrante Juan Carlos Rivera Cerón, de 37 años, se cayó de cabeza desde el muro fronterizo, según el Departamento de Policía de San Luis (Arizona).
Marco Santana, del Departamento de Policía de San Luis (Arizona), dijo a Efe que el servicio de emergencia no pudo salvarle la vida y fue declarado muerto en el lugar.
Santana subrayó que al parecer estaba escalando la segunda cerca y «al perder el equilibrio cayó y se golpeó».
Su fallecimiento es uno de once ocurridos este año en el desierto del condado de Yuma, la misma cifra de todo 2018, cuando comenzó el aumento de estas tragedias en ese sector, que incluye el área de San Luis.
Este condado registró en el año pasado 34 muertes de migrantes, la mayoría debido a las altas temperaturas del verano. Para este año las autoridades locales prevén un incremento de fallecimientos, según informó esta semana la Oficina del Alguacil de Yuma.
El panorama no luce diferente en la frontera de Texas con México. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) detalló esta semana el caso de dos inmigrantes que sufrieron heridas al escalar el muro fronterizo en Clint, a unas 12 millas al oeste del Puerto de Entrada de Tornillo.
Ambos, que fueron llevados a un hospital, habían sido captados por la cámara de vigilancia de CBP el 1 de abril.
Uno de ellos, de origen mexicano y que estaba inconsciente, ingresó con heridas graves y fue puesto en soporte vital, pero falleció el 5 de abril.
Su muerte está siendo investigada por la CBP y la Oficina del Médico Forense del Condado de El Paso (Texas).
Entretanto, el otro sufrió una fractura en su mano y tras ser dado de alta, fue expulsado del país.
NAUFRAGIO, LA OTRA AMENAZA
En California las agencias federales y locales de San Diego investigan el naufragio de un bote con inmigrantes ocurrido el pasado 10 de abril en el que murió un mexicano de 37 años, oriundo de Guerrero, de acuerdo con la autoridades consulares mexicanas.
Investigan además si otro hombre encontrado muerto el lunes pasado frente a las playas de San Diego viajaba en dicha embarcación.
«Estos casos y cifras en ascenso de muertes en la frontera nos deberían preocupar a todos, pero se recibe poca atención y no se está haciendo nada para prevenirlas», enfatizó Gutiérrez.
El récord de 557 muertes en la frontera con México durante el año fiscal 2021 superó los 300 fallecimientos de 2019 y los 247 de 2000.
Gutiérrez señala además que estas cifras de CBP pueden ser mayores. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) documentó 650 fallecimientos en la frontera sur de EE.UU. en 2021.
Para el activista, el Gobierno del presidente Joe Biden «está más preocupado en lo que piensen los republicanos que establecer una política ordenada de inmigración que permita a los solicitantes de asilo y trabajadores llegar al país sin arriesgar sus vidas».
«Las cifras van a aumentar. Esto no se soluciona con mensajes de que no vengan, la estrategia tiene que cambiar y se debe tomar acción rápido», dijo Gutiérrez. EFE