En los procesos sociales se debe buscar el bien común. La vida misma sigue en su proceso continuo en permanente construcción, nuestra sociedad con sus épocas de desarrollo o de crisis así lo demuestra. Nada es estático porque el impulso perfectible nos guía a nuevas metas. Estamos motivados por el animus que nos alienta a superar las contingencias, luego de los tiempos conflictivos siguen los de la paz creadora, más aún si valoramos en su trascendencia al mundo del conocimiento, asumiendo que la educación y la formación integral son las premisas del bienestar. Por eso la Universidad tiene la finalidad de ser la entidad universal del saber.
En el caso específico de la Universidad Católica de Cuenca puedo escribir con absoluta objetividad, lo bien que cumple sus motivaciones fundacionales que definen sus propósitos desde 1970. Su misión y visión están en las mejores manos ya que son sus graduados en estas cinco décadas quienes la conducen. La ampliación de su campus y la construcción de otros, la formación integral de profesionales en siete unidades académicas con veinte y siete carreras, la creación del Aulario y de la Clínica de Odontología, del Centro de Neurociencia y de Investigación Científica, la” Gala de la Ciencia” la vinculación Internacional y el servicio a la Comunidad, DAN FE de su alta calidad, que responde al desafío existencial de servicio al bien común. Otros nuevos logros siguen y seguirán.
Enrique Pozo Cabrera su Rector conduce al alma mater con probidad, entrega y sabiduría. Un equipo de trabajo integrado por lo mejor en calidad académica forma el CORPUS UNIVERSITARIO.
Así se va haciendo del cada día un aporte real para la dignidad humana. (O)