Las más de 250 organizaciones políticas existentes en Ecuador, entre partidos y movimientos, viven el ajetreo preelectoral con miras a la elección de alcaldes, concejales, prefectos y miembros de juntas parroquiales rurales.
Les quedan pocos días para pactar alianzas y convocar a elecciones primarias. De estos procesos saldrán los candidatos definitivos.
En ese contexto, una realidad no debe pasarse por alto: escoger s los mejores, si bien no siempre ocurre.
Esta responsabilidad cívica es soslayada. Se la supedita a la “popularidad” de los candidatos, a cuánto conoce de ellos el electorado, al grado de simpatía o de rechazo; en fin, a todo lo estipulado en el manual para ganar elecciones.
La proliferación de movimientos, lejos de permitir la participación de los independientes, lleva a la multiplicación de candidaturas, a alianzas contra natura, cuya durabilidad suele terminarse ni bien se asume el poder.
En tal dispersión a veces triunfan quienes tienen menos opción. Lo consiguen con pocos votos, si bien luego no saben cómo desenvolverse.
Muchos alcaldes y prefectos en funciones irán por la reelección. A estos, por ejemplo, les conviene la comentada dispersión. Más todavía si su gestión ha sido débil, por no decir un fracaso total.
Más allá de los problemas y necesidades de cada cantón y provincia, ahora hay otros de mayor profundidad. Deben ser parte de las propuestas y de amplios debates.
Ya somos 18 millones de ecuatorianos, y eso nos marca nuevas realidades territoriales, de gestión administrativa, de servicios básicos. La población sigue concentrándose en las grandes ciudades y centros cantonales, consecuencia de la migración interna.
Guste o no, ha vuelto al debate la urgencia de asumir en serio los procesos de descentralización, de la creación de regiones, de mancomunidades, en fin, de repensar el manejo administrativo, aun el tributario.
Por ahí debe pasar la responsabilidad de las organizaciones políticas al momento de escoger a sus respectivos candidatos; pero también de los electores cuanto ejerzan el voto.