La ministra de Género y Familia de Burkina Faso, Salimata Nébié, advirtió este 29 julio de 2022 de un aumento de la participación de las mujeres en los atentados yihadistas que sufre reiteradamente este país africano.
“De forma recurrente se nos informa de que las mujeres participan cada vez más en acciones terroristas junto a los hombres”, declaró Nébié durante una rueda de prensa.
“De hecho, observamos que están activas en todo el espectro de las actividades terroristas: participan en la generación de combatientes terroristas, en la información sobre las actividades de las Fuerzas de Defensa y Seguridad (FDS) y en el apoyo logístico de los grupos», agregó.
La ministra explicó que en el ataque en la localidad de Barsalogho (región Centro-Norte) del pasado 10 de julio, en el que murieron cuatro civiles y seis militares resultaron heridos, se observaron a mujeres arengando a los yihadistas y atacando domicilios.
Este no fue el único ataque en el que se vieron a mujeres, y aseguró que el Ministerio de Género y Familia “ya está trabajando para frenar el fenómeno, a través de la integración de las mujeres en el comité de paz y diálogo, con el fin de que expresen sus necesidades”, según Nébié.
Igualmente, la ministra invitó a las mujeres integradas en grupos terroristas a aceptar la oferta de diálogo o a acudir a los destacamentos militares para depositar las armas.
Burkina Faso sufre ataques yihadistas, realizados tanto por grupos afiliados a Al Qaeda como al Estado Islámico, desde abril de 2015.
La región más golpeada por la inseguridad es la del Sahel, que comparte frontera con Malí y Níger, aunque el yihadismo también se ha expandido a otras áreas vecinas, como la región del Boucle du Mouhoun (oeste), desde 2017, y la región Este del país, desde 2018.
La inseguridad ha ocasionado que el número de desplazados internos en Burkina Faso ascienda ya a cerca de dos millones de personas, según los últimos datos del Gobierno.
En noviembre de 2021, un ataque contra un puesto de la Gendarmería causó 53 muertos (49 gendarmes y 4 civiles), lo que generó un gran descontento social que se tradujo en fuertes protestas para exigir la dimisión del entonces presidente burkinés, Roch Kaboré.
Meses después, el pasado 24 de enero, los militares tomaron el poder en un golpe de Estado -el cuarto en África occidental desde agosto de 2020- y depusieron al presidente. EFE