Con más del 62 % Chile rechaza al proyecto de nueva constitución, elaborada luego del estallido social del año 2019, el cual impulso una convención constitucional que elabora una carta magna que no termina con la aceptación del texto elaborado, que consideraron desde el público que no les representa. Es una contundente votación que obliga a cambios urgentes en la óptica de un gobierno que hizo campaña para el apruebo y ahora debe concertar obligatoriamente con una oposición, que abandero el rechazo, para encontrar puntos de encuentro en los temas fundamentales que tienen que ser planteados para una nueva constitución.
Arduo trabajo para el régimen y la asamblea, que deben estructurar otro camino ´para un pacto social, en un contexto que debe primar la opinión del pueblo en las urnas, que no calo con propuestas que son llamadas máximas, desde una visión de una izquierda radical, que no crea confianza en el grueso de los ciudadanos/as ente los cuales se expresaron tendencias de diversa ideología desde las derechas a la centro izquierda, una especie de recuperación en el referéndum de la concertación que funcionó desde el retorno a la democracia, con nuevos liderazgos. Se configura un dialogo amplio para consensos entre los líderes políticos de Chile, sin exclusiones para entender a las aspiraciones ciudadanas, generar confianza y mirar a un futuro de progreso con equidad, en la reforma política a plantearse otra vez, pero afinando el sentir del conglomerado social.
En Ecuador se anuncia un llamado al pueblo a pronunciarse en las urnas, para reordenar al estado, todavía no se han explicitado sus fundamentos, más allá de anuncios reiterados de que se va a consultar al mandante. Lo de chile debe llamar a la reflexión, puede que sea coincidencia, pero el apruebo está en números muy similar a la aceptación del gobierno. Si en algo nos parecemos en Sudamérica imaginémonos con los datos de aceptación de nuestro régimen, cuales pudieran ser los resultados. La gente sabe reconocer cuando le están vendiendo humo. Por ello cautela en lo que le van a proponer al pueblo. Aceptando de manera honesta sus consecuencias de adhesión o rechazo. (O)