Empanadas, pastelitos, tequeños; la arepa loca, la arepa mechada, la arepa de queso o la arepa de pollo. Estos son algunos de los alimentos que un grupo de venezolanos compartirá hoy con Cuenca por el Día Mundial de la Arepa, a través de un festival gastronómico.
Cada segundo sábado de septiembre, los venezolanos que se encuentran en un país distinto al suyo celebran esa fecha que fue establecida hace 11 años, con el afán de crear espacios en los que las personas que tuvieron que salir de Venezuela para buscar una nueva vida puedan reencontrarse y revivir lo que habían dejado en su país.
Cuenca no ha sido la excepción de la celebración venezolana: la ciudad, desde hace más de un lustro, también es un espacio de intercambio cultural mediante la gastronomía de Venezuela.
Sin embargo, con la pandemia, la interacción se redujo en su totalidad. Los festivales y las fiestas que se llevaban a cabo en Cuenca tuvieron que suspenderse.
Pero, una vez que las medidas sanitarias se han relajado y los casos de COVID han disminuido, el día mundial de la arepa ha vuelto a Cuenca, y con más fuerza, porque los venezolanos cayeron en cuenta que la comida ha sido el camino para acercarse a una ciudad que, en parte, todavía los rechaza.
Sea a través de las arepas, de los deditos con queso o de las empanadas, las personas que dejaron Venezuela y que hicieron de Cuenca su hogar estrecharon sus manos con su comida.
Un ejemplo de ello es Linda Omaña, una venezolana que hace tres años empezó vendiendo deditos de queso en las calles. Luego, en la emergencia sanitaria, junto a su esposo, agregaron las arepas venezolanas que atrajeron a los cuencanos.
“Nunca se quejaron, siempre les gustó. Y lo mejor de todo es que generamos una amistad, una buena relación que se mantiene. Los cuencanos ya me conocen, y yo los voy conociendo a ellos”, dijo Linda, que desde hace un año tiene su propio local en las calles Gran Colombia y Tomás Ordóñez.
Una historia similar se repite en la familia de Carlos Pinto, quien llegó a Cuenca en agosto de 2016 con su esposa y tres hijas. En Venezuela, él ya había tenido un negocio de comida, pero la situación económica lo obligó a salir y empezar de nuevo en una ciudad que desde un principio le gustó.
A diferencia de Linda, Carlos se enfocó en las empanadas y en los tequeños (también conocidos como deditos de queso). Carlos, en primera instancia, abrió un local en las inmediaciones de El Arenal. Tras tener la aceptación de la ciudad, abrió otro en el centro histórico. No obstante, la pandemia lo obligó a cerrarlo.
Superado el confina miento y la emergencia sanitaria, Carlos decidió trasladarse a una casa que está frente al Circo Social, desde donde no ha dejado de vender su comida.
“En principio eran solo venezolanos, porque la comida les acercaba a nuestro país. Pero después los cuencanos nos empezaron a visitar. Por medio de la comida fue como un déjame entrar, conóceme, conoce mi cultura. Pero no quiero imponerte. Quiero que me conozcas”, dijo Carlos.
La estrategia le ha servido a Carlos y a su familia, ya que, desde que abrió su negocio, ha tenido un trato cordial con Cuenca y su gente.
Sobre el festival
Tanto Linda como Carlos participarán en el festival gastronómico que celebrará el Día Mundial de la Arepa.
El festival, que es organizado por la Empresa de Desarrollo Económico de Cuenca (EDEC) y por la Agencia de la ONU para los Refugiados, se desarrollará en la Plaza del Portal Artesanal (avenida Huayna Cápac y calle Bolívar), entre las 10:00 y 19:00.
“Además de la arepa, se van a ofrecer diferentes platos típicos de Venezuela, como son las empanadas venezolanas, la chicha venezolana, o sopas de mondongo, postres, y la panadería venezolana”, explicó Argenis Gil, técnico de seguimiento y evaluación de proyectos de la EDEC.
El encuentro, a más de comida, ofrecerá música para todas las personas que quieran acercarse a la cultura de los venezolanos que dejaron atrás una historia para crear otra en Cuenca. (AWM)-(I)