Los héroes de ciencia ficción suelen usar sus superpoderes para reducir a los villanos o contener peligros llegados de otra dimensión o galaxias lejanas. Sin embargo, algunas heroínas que estos días se pasean por la Comic Con de Nueva York, como el equipo de «A la brava» o La Borinqueña, también quieren crear conciencia social y ecológica o contribuir al empoderamiento de la mujer.
«Todos los superhéroes que vemos siempre simplemente dicen ‘Voy a salvar Gotham’, ‘Voy a salvar Metrópolis’, ‘Voy a salvar el mundo’, y cuentan con un gran equipo. Eso está bien, pero nunca hemos visto a nadie que diga ‘voy a salvar a una niña’ y eso es lo que yo hago: ¿Por qué no podemos salvar a niñas que sufren injusticia social?», segura a EFE Kayden Phoenix, desde su puesto de la feria pop.
Hispanas
Phoenix, tercera generación chicana de Los Ángeles (California), da voz a cinco latinas con superpoderes: Jalisco, una mexicana que lucha contra el asesinato de mujeres; Santa, una texana que se enfrenta a los servicios de inmigración estadounidense y Loquita, una joven de origen cubano y puertorriqueño que combate el suicidio adolescente de niñas en Miami.
El equipo lo completan Ruca, chicana como Phoenix, que lucha contra la opresión y en favor de la comunidad, y Bandita, una vaquera latina de origen dominicano que vive en Nueva York y que usa sus habilidades sobrehumanas contra la violencia machista.
«Todos mis cómics están dedicados al feminismo, no es solo una cuestión de creer en ti misma y de luchar por ti, sino porque también tenemos una voz», dice Phoenix, que este año ha lanzado su nuevo trabajo «A la brava», un cómic en el que sus cinco superheroínas se unen para detener una conspiración política cuya intención es bloquear una ley en el Congreso estadounidense para subir los impuestos a los multimillonarios.
Todas ellas tienen su historia por separado, y están escritas en inglés, la lengua en la que Phoenix prefiere expresarse; pero el libro de Santa ya cuenta con una traducción al español y pronto todas se podrán leer en la lengua de Cervantes y también en la de Camoes.
Para la escritora, las grandes franquicias del cómic de superhéroes como Marvel o DC Comic 2.13 «tienen una responsabilidad porque tienen el poder de hacer cambios. No les voy a decir qué tienen que escribir, obviamente (…) pero si tienen esa capacidad, de crear conciencia sobre el feminicidio, sobre cualquier cosa que quieran, ¿por qué no lo hacen?
Energía
Edgardo Miranda-Rodríguez está sentado en su puesto rodeado de cómics y productos de La Borinqueña, una heroína voladora que lucha contra la industria eléctrica en Puerto Rico y en favor de las energías renovables.
Los superhéroes norteamericanos, dice a EFE, «son parte de corporaciones privadas que ganan miles de millones de dólares, no solamente haciendo películas, sino con pijamas, cajas de cereales (…), hasta en tus calzoncillos te vas a encontrar un superman».
«Aunque la narrativa es luchar contra la maldad y pelear contra villanos, es una metáfora, no se trata de la vida real ni tampoco de ayudar a quienes necesitan apoyo en la vida real», dice Miranda-Rodríguez, que insiste que La Borinqueña nace para crear conciencia.
Según el autor, su creación es lo opuesto a estas grandes compañías, aunque reconoce que ha cooperado con DC Comics en varias portadas especiales de la superheroína.
Con su traje azul, blanco y rojo y una estrella en la solapa, inspirado en la bandera puertorriqueña, el objetivo de cómics es «mantener un discurso hablando de la necesidad de entender la acción climática, que Puerto Rico debe ser un ejemplo para las energías renovables y que hay grupos en Puerto Rico que son los verdaderos superhéroes, porque después del huracán Maria y Fiona están ayudando a jóvenes y ancianos».
Casi al final de la entrevista, una joven vestida de Borinqueña se acerca al puesto donde Edgardo recibe a fans y vende cómics, pósters y otros productos de la superheroina.
«Me enamoré del personaje y de lo que representa, claro, especialmente después de todo lo que pasó con Puerto Rico con los huracanes y otras cosas», dice a EFE Tamara Gibson, de origen puertorriqueño, y que confiesa que el disfraz que luce con orgullo se lo confeccionó su abuela en dos días y medio. EFE