Esta invitación a escribir me lleva a reflexionar ¿sobre qué escribir? ¿en qué tono?, y, lo más importante: ¿para qué?
Para responder, haré un breve preámbulo que marca la situación apremiante que vive Ecuador y el mundo. Los impactos que sufrimos con el COVID19; las secuelas económicas, sociales y psicológicas de la pandemia, donde problemas estructurales como la violencia social, la inseguridad, la falta de empleo y carencia de empatía son el pan de cada día.
Se suma a este crítico estado, la invasión rusa a Ucrania, un problema mundial, pero al parecer para muchos no tiene efectos sobre nosotros, si total ¡ya rescatamos a nuestros estudiantes en Ucrania! O ya se están vendiendo nuestras cajas de banano a través de otros países. Quiero decirles que los efectos de la guerra están allí, la economía mundial está contraída, el impacto en los mercados de combustibles es global y la inflación alimentaria en Latinoamérica significa más hambre.
Escribiré sobre la realidad global y sus repercusiones en nuestro día a día, intentando responder a ella desde la importancia de buscar políticas públicas que atiendan los problemas que sobrevienen a esta sociedad convulsionada por la atroz violencia en las calles, pero también en los hogares; donde la pobreza y hambre en el mundo es descomunal y más en Latinoamérica, el retroceso social del continente post COVID es de 20 años según la CEPAL.
En cuanto al tono, será equilibrado, constructivo; sin canibalismo, ni adjetivos innecesarios. Las crisis del 2018 y 2019 sumada a los efectos de la pandemia, nos dejó iracundos, la lucha de posiciones es violenta, busca más la descalificación que la solución.
Por último, ¿para qué?: para la reflexión que nos lleva a la acción, buscando respuestas, planteando soluciones, construyendo posibles objetivos sobre los que enfocar nuestras energías, donde existen diferencias, pero también espacios que compartir. (O)