“Lo lleva/la hembra/muy dentro del alma. Le puede usted besar en la mano/o puede darle un beso de hermano/así, la besara cuando quiera/pero un beso de amor/no se lo dan a cualquiera”. Es un fragmento de la letra del conocido pasodoble español, “El beso”, popularizado por el no menos conocido “cantaor” Juan Legido y los Churumbeles, del mismo país. Y viene muy al cuento ahora, en que la justicia española ha condenado a pagar 10.800 euros al ex presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, por el delito de agresión sexual al haber dado un beso en la boca a la jugadora Jennifer Hermoso, a poco de haber ganado el campeonato mundial de futbol, en Sídney, Australia, en agosto del 2023.
Para llegar a tal fin, el camino no ha sido ni mucho menos sencillo, pues dada la visibilidad y el nivel del cargo de Rubiales, se sobreentiende que tuvo que “correr mucha agua bajo el puente” para que la justicia española haya concluido en una sentencia condenatoria, y eso que el juez no ha dado paso al pedido de la fiscalía que había solicitado dos años y medio de prisión por los cargos imputados, aunque si estableció que, durante un año, Rubiales no pueda acercarse a 200 metros a la redonda de donde se encuentre la jugadora Hermoso.
Me he puesto a pensar entonces que el costo de la vida, léase Canasta Básica Familiar, se ha elevado prácticamente en todas las latitudes, así como los precios de los bienes muebles e inmuebles, y otros ítems más, pero no nos queda otra que aceptar, luego de lo sucedido a Rubiales, que el precio de los besos se va a poner por las nubes, y no justamente por una explicación de tipo inflacionaria, sino por esos avatares económicos que los kikuyos suelen calificar como “Incidentes No Previstos”(INP).
Siempre será una buena decisión el tomar en cuenta medidas preventivas, tan ausentes en las clases gubernamentales, a fin de que, así como los apagones y las inundaciones nos mantienen en vilo, el precio de los besos no termine por llevarnos a la quiebra. Habrá que considerar, con la mayor seriedad, el dedicarse por entero a los besos volados, talvez menos efectivos, pero en cambio más baratos y seguros. (O)