Santa Isabel,
cautivante por
 el sol, caña y hospitalidad

A 72 kilómetros de Cuenca, por la vía Girón-Pasaje, se encuentra el cantón Santa Isabel. Un rincón del Azuay que se abre como un sitio cálido y soleado, ideal para escapar del frío.

Este acogedor rincón de la provincia combina un clima privilegiado con paisajes, tradiciones, buena sazón y una hospitalidad que se siente en cada esquina.

El camino hasta Santa Isabel ya anticipa la experiencia. La brisa se vuelve más tibia y la promesa de un fin de semana relajado se cumple cuando se instala en alguna de las numerosas hosterías, que ofrecen piscinas, jardines, saunas y miradores naturales.

Uno de los tantos lugares de descanso es Jardín del Valle, que hace 18 años abrió como una oportunidad para acoger a los visitantes como en una quinta vacacional. Sin embargo, todo cambió con la incorporación de profesionales de turismo y gastronomía.

“Todo comenzó con un sitio reducido, pero luego de unos años el espacio se extendió. Una variedad de comidas y otras opciones nos definen. Todo depende de la temporada, pero en días altos recibimos de 100 a 150 personas diarias.

Los paquetes para disfrutar de estas bondades varían entre 13 y 18 dólares”, comentó Ximena Arias, administradora del lugar que está ubicado en la parroquia La Unión, que cada 20 de julio celebra su aniversario de parroquialización.

Santa Isabel no es solo descanso. Es también un lugar para saborear lo auténtico, donde la sazón se combina con la Sierra y la Costa.

La cocina local tiene personalidad y muestra delicias como las cascaritas, el cuy, los tamales, el seco de chivo, encebollados o pollo a la brasa. El ambiente festivo que se respira en sus mercados y comedores ayuda a que el público viva un buen momento.

Para acompañar, nada como un vaso de jugo de caña recién exprimido, obtenido en las tradicionales moliendas que todavía se mantienen como parte del paisaje cultural. En estos trapiches artesanales, la caña se aplasta, entregando un dulzor fresco.

El jugo de caña, también llamado guarapo, es infaltable al hacer la visita. Los turistas se detienen a mirar cómo las personas colocan las cañas enteras en la máquina y luego ven cómo el jugo chorrea hasta llenar los jarros. Ese momento queda como una imagen viva de la identidad del cantón.

Parte de esta tradición es Nube Guamán, propietaria de la Molienda El Mapanagua, quien desde hace 20 años deleita a cientos de visitantes con esta reconocida bebida. Ella comenta que, si no se toma el jugo de caña, no se visitó este cantón.

“En buenos momentos se venden hasta 120 litros diarios. Es una tradición que se mantiene y el proceso cautiva a los visitantes. Mantener esta preparación es un símbolo para las personas que vivimos en Santa Isabel. Hay quienes en su jugo colocan limón y otros lo toman con el sabor natural”.

Guamán da a conocer que este trabajo ha ayudado a salir adelante a su familia, y por ello el cariño de mantener este oficio reconocido.

Encantos

Además, Santa Isabel ofrece aventura y naturaleza. Las personas que buscan algo más que piscina pueden recorrer los senderos del Valle de Yunguilla, visitar el Bosque Petrificado de San Pedro, trasladarse al mirador de Pilancón o pasear por las figuras rocosas de la Ciudad Encantada (Carachula). Otra opción es darse un chapuzón en las orillas del río Jubones.

La principal iglesia del cantón está dedicada a la Virgen de las Mercedes. Las fiestas patronales, las casas coloniales y la calidez de su gente completan la experiencia.

Ismael Alvarado

Licenciado en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas deportivas de todas las disciplinas a nivel nacional. Producción y contenido para medios digitales.

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