Cuando la gente de la Edad Media se enfermaba, hacía lo mismo que nosotros: recurrir a medicamentos que alivien el dolor y ayuden a recuperarnos. Aquellos remedios de antaño eran ungüentos, pócimas o mejunjes que se obtenían al hervir, moler o mezclar productos naturales como plantas, aguas minerales y sustancias animales o humanas como sangre, …


