En una comarca andina atravesada por cuatro ríos, poblada por parques, iglesias, árboles frondosos y adoquines, se alzó un palacio frente a la plaza central que, por obra y gracia de la casualidad, lo habitaban dos hermanos. Los llamaremos Pedro y Pablo -como los apóstoles- para no caer en confusiones. En realidad, sólo uno de …











