Protestas por el diésel no es más que un vil pretexto para la subversión y para lograr los perversas y fatídicas consignas del narcotráfico y la minería ilegal, que confluyen como dos malignos arroyos a un mismo caudal miserable y transnacional. Si razonamos, vemos que las protestas son definitivamente un engaño a la gente pobre …


