Hasta hace no mucho, Raúl Viteri, docente de la Unidad Educativa Santa Rosa, se empezó a fijar en las casas y en los terrenos de la parroquia Octavio Cordero, en donde se emplaza su lugar de trabajo. Desolados, vacíos, fueron los adjetivos que pronunció. La razón: la migración familiar. Al igual que en otras parroquias …











