A diario vemos cómo la inteligencia artificial (IA) avanza a grandes pasos, y para muchos es como si la espada de Damocles estuviera suspendida sobre nuestras cabezas, lista para caer y dejarnos sin empleo. Resulta inquietante la revelación de que, sin darnos cuenta, hemos estado entrenando a nuestros propios reemplazos, alimentándolos con cada fragmento de …


