Nuestro país es un bello intento de estado y un remedo pintoresco de democracia. Se suscitan cosas tan extrañas y pueriles, que bien podríamos ser un cuento mágico de borregos con colitas de cerdos y apariciones de santos gobernantes que encantan con sus cuentos y roban a manos llenas, con el beneplácito de una inmensa …











