Debes cuidarte de los halagos de otras personas, decían los mayores. Aquellos que sin conocerte a través de sus halagos se muestran agradables, bonachones y hasta inocentes, utilizan sus tácticas amenizadas, sutiles e ilusorias que “ya sabiendo” como son, no es más que un artificio de su propia proyección, “el diablo seduce con su danza”. …









