La sola amenaza de un paro despierta incertidumbre, temor, y algo propio del comportamiento de los ecuatorianos –no de todos, por supuesto: especulación. Acaso ya llegamos al extremo inaceptable: si las exigencias de ciertos colectivos no son atendidas, tal como lo plantean, pende sobre el país la espada de la protesta, y no cualquier protesta, …




