De los recientes resultados electorales me queda claro dos cosas:
La primera, las personas estamos tan mal acostumbradas a que exista un control sea este tecnológico o de contingencia humana para actuar de manera correcta; la extorsión en las diversas formas tanto de ida como de vuelta, da cuenta de la naturalización de la corrupción, si bien hay un evidente aprovechamiento hacia ciertas personas vulnerables; no obstante, detrás de todo ello se enraíza un propósito muy bien intencionado; probablemente, el costo de dicha prestación resulte significativo para los beneficiarios, pero lo cierto es que hay una visible coerción… Me atrevo a pensar que en ese contexto hubo discrepancias entre el ser y el parecer pues hay mucha gente buena, subyugada ante el miedo sí y doblegada por la necesidad, también.
La segunda es que, fue tal la motivación en el reciente escenario político que, a más de causar extrema ternura, el civismo de la población adulta mayor reflejó un espíritu de camaradería en miras de recuperar a nuestra patria, la casa grande y respetable que acoge a todos y todas. Más allá de sus dolencias, limitaciones físicas y demás, verlos con sus galas fue algo que merece el mayor de los respetos y la mayor de las admiraciones; tal y como lo expresé en su momento y con mucho orgullo y es que también tengo la dicha de tener un valiente en mi familia… Valientes ellos y ellas.
En fin, estamos aquí y ahora para un cambio en la historia y es de inteligentes y patriotas construir desde el profundo análisis y la crítica libertaria. (O)