Un entrañable compañero de promoción nos comunica el fallecimiento, en la ciudad de México, del doctor Octavio Augusto Neira Pavón, no pasaba aún el asombro cuándo, en el chat de otro prestigioso grupo médico se participó el fallecimiento, en nuestra ciudad, del doctor Alberto García Vázquez. Dos distinguidos médicos, nuestros maestros, amigos y compañeros de labores en el querido hospital “Vicente Corral Moscoso”.
Y con su recuerdo presente, de la mano de la memoria, vuelvo a caminar los pasillos, el laboratorio clínico y salas de ese santuario de la solidaridad, que en memoria de otro idealista oficiante de la solidaridad humana lleva su nombre, Vicente Corral Moscoso, y afloran evocaciones de especiales momentos de su praxis asistencial, magisterio y amistad en la cotidianidad hospitalaria. Puntual y diligente en el laboratorio institucional, el doctor Octavio Neira Pavón, siempre se daba tiempo para los pacientes, colegas, estudiantes y amigos; para explicar un examen, dilucidar una duda, ayudar en un diagnóstico; un turno extra y el mismo se ofrecía para tomar la muestra, en el lugar, en una sala o en la emergencia; en el magisterio, erudito, elocuente y dadivoso; y en la amistad tan cercano que le sentíamos amigo. Distinguido, atento y cordial, el doctor Alberto García Vázquez, sonrisa a flor de labios, sabiduría que alumbra y las palabras exactas para calmar la ansiedad del enfermo en la sala, en la consulta, en la maternidad o en el quirófano; que dan certeza a sus alumnos en el aula y en la vida; a los amigos en los pasillos, en la biblioteca o en el café que compartíamos como marco a su charla ilustradora, siempre estaba al día con lo que pasaba en el mundo de la medicina y de su especialidad, preferentemente, y era generoso compartiendo porque, el magisterio, el humanismo y caballerosidad eran distintivos de su personalidad.
En el otoño de nuestro camino, cuando un maestro, amigo y compañero se nos adelanta, más allá del dolor ante lo inexorable, nos ofrece un espacio para reflexionar y un ejemplo para perseverar, porque la vida de un médico es un camino de servicio y una escuela de formación permanentes, y médico maestro amigo, como los doctores Octavio Augusto Neira Pavón y Alberto García Vázquez, con su ejemplo, seguirán orientando nuestras vidas y a las nuevas generaciones de médicos. (O)