Celebro mi maternidad, reconozco la suerte de tener los hijos que tengo, porque hasta para eso se necesita suerte, y agradecer a la vida la dicha de poder seguir haciendo cosas juntos, ver una película, acurrucarnos en la cama con los gatos, ir al cine, al circo o al teatro, disfrutar de cosas en común, soñar con un mundo mejor, y sobre todo, que reconozcan en mi una humana con aciertos y errores.
Porque el verdadero rol de una madre no es la abnegación, la entrega sin medida y el sacrificio, nuestra tarea es aún más compleja, enseñar a tener conciencia social, a cuestionar el poder y dejar el mundo un poco mejor que cuando llegamos a él, a no repetir patrones y amar la vida digna por sobre todas las cosas,
También celebro a todas las madres, pero en especial a aquellas que no han tenido que sacrificar sus vidas por las de sus hijos, que han cumplido sus sueños y los siguen teniendo, a las que no posponen su futuro por el de sus hijas, a las que no piden permiso, a las que ayudan a que a sus hijos les crezcan alas y que no ponen cadenas, a las que no son perfectas y no les importa serlo, porque la maternidad, además de deseada, debe ser justa, amorosa y humana. Y gracias mamá, por ser esa mamá. (O)