“Dura Lex sed Lex” un principio fundamental del Derecho Romano que significa que la Ley, por dura que sea, tenemos que respetarla porque es la Ley. Pensemos que sin ella o, porque ha sido deformada por la corrupción, rigen el autoritarismo, el delito y el crimen organizado. Por tanto, la ley es de cumplimiento inexorable. El vivir en sociedad, nos exige el respeto condigno de las normas de convivencia porque garantizan la seguridad jurídica en el estado de derecho. Lo contrario sacraliza el dominio de la arbitrariedad.
Con el advenimiento de la República moderna, la Constitución es la norma que regula las demás leyes que organizan las relaciones sociales en su realidad múltiple y diversa de la que somos parte. El apotegma “Yo soy yo, y mis circunstancias” propuesto por José Ortega y Gasset es una síntesis de la existencia humana en su complejidad y en la que, cada persona, responde por sus actos y decisiones.
En este contexto la constitución con el sistema normativo tiene su jerarquía que los organismos públicos, sus personeros y todos debemos cumplir por igual, siendo de vital importancia la Ley penal que garantiza la titularidad de los bienes jurídicos como la vida, la familia, el trabajo y la propiedad. Por tanto, la innovación del sistema, debe ser óptimo y, no como el reciclaje de ubicación burocrática de estos días que a nada conduce sino a la frustración.
Ecuador debe advenir a un proceso de reforma profunda de su normativa institucional en el marco de la supremacía constitucional, esto es, según los términos que la Constitución determina porque vivimos aún que sea, con todas las falencias, en un Estado de Derecho, que debemos preservar y perfeccionar para que la paz, la libertad y la justicia sean los valores esenciales de sociedad. (O)