Sin duda nos enfrentamos a una pregunta fundamental, y es posible que este pequeño texto no logre responderla. No obstante, creo que sí puede evidenciar, por lo menos, la necesidad que esta pregunta proyecta, una necesidad que después de reflexionarlo un poco, se parece a un entramado donde actúa en primer lugar el deseo de ser, como la articulación de los fundamentos, identidades y regularidades tanto del yo como del mundo, así mismo, el deseo del estar o el establecimiento de posibilidad de un sentido infinito que trascienda la finitud de la propia vida, y luego, el deseo de saber, entendido como un medio para alcanzar el fin, el deseo de actuar y ejecutar, que está orientado y justificado por las nociones del saber. Algunos filósofos como Nietzsche han indicado que a todo esto se le puede dar el nombre de voluntad de poder, la pura vitalidad tratando de superar la casualidad del entorno para asignar sentidos que establezcan el mundo, y nos liberen de las indeterminaciones que provienen de la inexistencia de la conciencia. Más allá de encontrar las certezas en el mundo objetivo, o de pensar que la única posibilidad de aquellas nace en el pensamiento del sujeto, debemos reconocer que todo esto es posible gracias al lenguaje como mecanismo de la comprensión, de especulación y de creación continua del pensar como representación de esa imperiosa necesidad que nos hace ser lo que somos. (O)
