
Hace pocos días tuve la oportunidad de asistir a varias clases magistrales de Derecho de Competencia, por lo cual el artículo de esta semana abordará un tema diferente, a los que semanalmente este servidor suele exponer. Desarrollemos.
Apple es una empresa tecnológica global con sede en Cupertino, California. Es una de las empresas públicas más valiosas del mundo, con una capitalización bursátil superior a los 2,5 billones de dólares. En el año fiscal 2023, Apple generó ingresos netos anuales de 383.000 millones de dólares y un beneficio neto de 97.000 millones de dólares que supera al de cualquier otra empresa de la lista Fortune 500 y el producto interno bruto de más de 100 países.
Se han alegado las infracciones en contra de Apple por monopolización del mercado de teléfonos inteligentes de alto rendimiento en Estados Unidos en violación del artículo 2 de la Ley Sherman que busca prevenir prácticas antimonopolio y proteger la competencia en el mercado, lo cual es perfectamente aplicable al Ecuador.
Apple tiene un largo historial de violaciones al derecho de competencia al utilizar control sobre la distribución y creación de aplicaciones obteniendo ganancias extraordinarias en un franco proceso de competencia desleal entendido como todo hecho, acto o práctica contrarios a los usos o costumbres honestos en el desarrollo de actividades económicas, incluyendo aquellas conductas realizadas a través de la actividad publicitaria. La demanda se ha basado en varios de los servicios que se han monopilizado.
Por ejemplo, un iPhone se vende de manera separada con el cargador; aunque parecería ser una estrategia para posesionarse en un mercado local donde el agente no es dominante, es una conducta prohibida en la Ley Orgánica de Regulación y Control del Poder de Mercado de Ecuador por el Art. 9 #8
Para entender mejor, si un usuario de iPhone desea comprar un smartphone Android, va a enfrentarse a varias trabas que van desde la decisión psicológica para cambiar de marca, los costos financieros y sobre todo los tecnológicos.
El poder de monopolio en los mercados de teléfonos inteligentes de Apple es alto porque tiene el poder de controlar los precios o excluir a la competencia en cada uno de ellos, además posee altas cuotas de mercado protegidas por altísimas barreras de entrada, las cuales son reconocidas por la propia empresa al indicar que son utilizadas por los efectos de costos de red, las plataformas rivales de la competencia, y las fricciones de cambios.
Los demandantes piden a la Corte que se termine la monopolización de los productos y servicios de Apple, y se repare a los usuarios por haberles obligado a comprar artículos atados a complementarios, o con restricciones tecnológicas las cuales impiden, por ejemplo, tener un dispositivo Apple y complementarios de otra marca.
Alrededor del 90% de los propietarios de iPhone en EE. UU. reemplazan su iPhone por otro. Es verdad que quienes utilizan la marca, se han convertido en rehenes del producto; por tanto, así suban los precios y estén conscientes de sus prácticas anticompetitivas seguirán adquiriendo Apple y trasladando su actitud de compra a las generaciones venideras. (O)