La elección de Marlon Vargas como nuevo presidente de la CONAIE, y de un nuevo Consejo de Gobierno de esta, ha sido interpretado por algunos actores como la posibilidad de un cambio de rumbo en la orientación ideológica y en las acciones futuras de la organización social que, en las últimas décadas, se ha convertido en la más fuerte del país, sobre todo por su capacidad de movilización.
Uno de esos actores es el Gobierno nacional, para cuya estrategia de tendencias totalitarias es importante no sólo debilitar o anular a la oposición política, sino también a la oposición social; o, aún más, ver la posibilidad de, así como tiende a controlar las diferentes instituciones del poder estatal, controlar (o por lo menos influir) en las organizaciones de la sociedad civil, en este caso la CONAIE. De aquí que no sorprenda la felicitación del Gobierno a la nueva directiva esta organización.
Sin embargo, si bien la CONAIE ha elegido una nueva directiva, esto no significa de por sí que la más importante organización del movimiento indígena vaya necesariamente a cambiar su tradicional rumbo histórico, o mucho menos que vaya a subordinarse al Gobierno de turno, como ya lo han hecho 6 de los 9 asambleístas de Pachakutic, organización esta que surgió como el brazo político de la CONAIE.
Hay que recordar que entre los principios ideológicos o filosóficos, que históricamente ha sostenido la CONAIE, están la plurinacionalidad, el comunitarismo (que incluye la denominada democracia comunitaria) y la defensa de la naturaleza (la “Pachamama”). Precisamente, con base a este último principio, dicha organización indígena se ha caracterizado por su oposición inquebrantable al extractivismo, ya sea minero o petrolero. En este sentido, considerando las políticas pro extractivistas que el actual Gobierno (al igual que los anteriores) mantiene, resultará muy difícil un acuerdo con el movimiento indígena, así como con otros actores que se oponen al extractivismo, especialmente al minero y en lugares con fuentes de agua.
Aún más, es muy probable que un eventual paquetazo económico, que incluya medidas como la eliminación de subsidios al diésel o al gas, ponga otra vez a la cabeza de las protestas sociales a la CONAIE, como ya sucedió en 2019 y en 2022. (O)