En días pasados, cuando el cielo estaba completamente azul, al caminar encontré a un señor que estaba sentado a orillas del río y me dijo: “Estoy mashando, disfrutando del río”. ¡Qué lindo dicho! La palabra mashar viene del kichwa y significa calentar, tomar el sol o el calor de una fogata. En tanto que la palabra gustar se refiere a contemplar. Aquel día de radiante sol, a orillas del Tomebamba, valió la pena mashar.
Nuestro río Tomebamba nace en Tres Cruces, por allí donde vive don Hernán Guevara, y atraviesa cantarino el centro histórico de Cuenca, acompañado de sus parques lineales. En el corredor del río Tomebamba existen construcciones patrimoniales junto a hermosas ciudadelas. El Tomebamba atraviesa el corazón de Cuenca como testigo de nuestra historia, llevando identidad, tradición y vida.
Las orillas del Tomebamba guardan las memorias de nuestro pasado: de los cañaris, de los incas y de los españoles. En sus riberas lo indígena y lo hispano se fundieron para dar origen a una identidad única, emprendedora y diversa. Caminar mashando por las orillas del Tomebamba ofrece descanso y contemplación, y nos recuerda la responsabilidad que tenemos de cuidar el medio ambiente. Nos obliga a mantener limpias sus aguas, a preservar su flora y fauna. El Tomebamba nos exige renovar el compromiso con la vida, la cultura y la sostenibilidad. (O)