Kimsakocha. Si el mero nombre Tres Lagos, no basta para entender su significado en nuestro medio ambiente y lo que está en juego; si la voluntad de la población expresada en consultas, visualizada en medios de comunicación y escuchada en las protestas sociales es ignorada; si la balanza pesa con diferencia en el lado del “no queremos” pero aun así se avanza por la contradicción; y, si en lugar de buscar más protección frente a las actividades extractivistas legales o ilegales, se deja en el limbo la decisión de un contrato; entonces, hemos perdido el foco, y perderemos un factor identitario de nuestro medio que es pureza, salud, agua, vida.
Cuenca, y en extensión su provincia Azuay, se han caracterizado por colocar o quitar presidentes. Ha sido referente de lucha por su independencia. Reacciona en unidad para su defensa. Ha merecido premios mundiales por su encanto y su gente. Reconocida por su turismo, su patrimonio cultural, su biodiversidad, sus páramos, y su incomparable agua fresca.
No solo es agua para consumo humano, es el ecosistema con su flora y fauna, y cómo la posible ausencia de los animales y el deterioro de los pajonales por la actividad extractivista, llevaría a una pérdida ambiental que actualmente funciona y existe por el respeto y protección a su estado natural. Y es que no se trata de una construcción que aproveche recursos renovables en pro de un beneficio para su comunidad. Es romper, sacar metales, con altos riesgos de contaminación, sin opción a regeneración.
La situación actual, atrae cierta politización de la defensa del agua. Pero es la gran comunidad actuando en unión, marchando por su derecho, visibilizando el principio de precaución. Es universalizar la importancia del agua. Es acercarnos a las naciones que ya se dieron cuenta de que la protección del medioambiente, el agua, la seguridad alimentaria, y otros aspectos fundamentales para el desarrollo y cuidado de la salud de sus habitantes, no son negociables.
“Cuando el río suena, piedras trae.” Esas piedras serán el reto por independizarse de la concesión que nos quita salud, identidad, paz. Pero tengo otra idea, si el río suena, es porque trae piedras en su caudal natural. Cuando el río suena, es su gente defendiendo su agua. Si el río suena, es porque hay vida y nuestra agua está viva. (O)