El 16 de septiembre, Cuenca sí caminará al compás de sus ríos en una marcha bendecida. Más que una protesta, será un canto sagrado por el agua y por la vida.
La jornada iniciará en San Roque, avanzará por la Calle Sucre, la Huayna Cápac y la Bolívar, hasta culminar en San Francisco, en un recorrido de fe, conciencia y esperanza que convoca a todos.
La voz del pueblo azuayo se hará escuchar, demostrando su responsabilidad social con la protección de sus recursos naturales. Será, sobre todo, una expresión honesta y profunda en defensa de la vida misma.
Cuenca entera unirá sus pasos y corazones para proclamar: “No a la minería legal o ilegal, sí a la vida en todas sus formas”. Un mensaje que también reconoce a los seres elementales que habitan en la memoria ancestral: los guardianes invisibles de la tierra —hadas, duendes, ninfas, silfos y salamandras—, que sostienen la magia y el equilibrio de este ecosistema.
Desde esta tierra de ríos y montañas, convocamos al presidente de la República, a gobernadores y ministros, a unirse a nuestras autoridades y respaldar este canto por la vida. Porque defender el agua es un acto de conciencia y de ciencia, un compromiso con la casa común: el hogar de todos.
Desde el Carchi hasta Macará, de la costa a la sierra, desde las profundidades de la tierra y del mar, se escuchará la voz de un país que se levanta con un mensaje claro y contundente: el páramo no se toca, Cuenca no se toca, #KimsacochaNoSeToca.
No dejemos como herencia un territorio envenenado ni un futuro hipotecado por la codicia de corto plazo. Dejemos, en cambio, un legado de agua limpia, ríos vivos y páramos intactos para nuestros hijos y nietos.
Que esta marcha sea semilla de unidad y ejemplo: una caminata con coherencia, esperanza y dignidad. (O)
