Los ingenuos y soñadores -que abundamos-, tenemos la esperanza de que, en los procesos de cambio, efectivamente las cosas no solo cambien o puedan cambiar, sino que vayan o puedan ir a mejor.
No perdemos la esperanza, aunque nos demos de bruces cada vez y cuando contra la realidad.
Así estábamos, ingenuamente esperanzados, en la que sería la elección de los vocales del Consejo de la Judicatura, queriendo ver en la tardanza de la entrega de la terna por parte de la Corte Nacional de Justicia, la intención de integrarla con los mejores postulantes posibles, pues el elegido de ella preside el organismo.
El primer desengaño vino con la inclusión de Mario Godoy, por parte del presidente Suing; el segundo la desestimación de las impugnaciones en su contra, sin argumentos técnicos ni jurídicos; el tercero la elección por parte del CPCCS, de este abogado cuestionado por haber defendido a vinculados con el cartel de Sinaloa, a quienes negó conocer siendo sus cuñados, que tiene un proceso abierto por intromisión en la justicia, y otra serie de reparos por acciones y omisiones en su ejercicio como presidente del organismo desde hace un año y dos meses.
Por el bien del país, ojalá no termine como Terán. Por el bien del país, sigamos soñando y esperando. (O)