La publicación, por parte de la Academia Sueca, de que el Premio Nobel de la Paz para este año será entregado a María Corina Machado, debe haber caído, indudablemente, como un balde de agua helada sobre ciertas figuras del correísmo, y, más especialmente, sobre aquellas que tienen la foto de Maduro en la cabecera de su cama y cuya imagen la veneran como el paradigma de la sapiencia. Que gran honor para Latinoamérica, que orgullo para las mujeres latinoamericanas, que criterio tan acertado el de reconocer en María Corina Machado un ejemplo de lucha, de tenacidad y perseverancia, por ver a su patria libre del yugo vergonzoso en que la tienen sumida una banda de pillastres cuyo único norte es el poder y los negocios sucios. Varios millones de venezolanos deambulan hoy por varios países de América, entre esos el nuestro, como testigos vivientes de la dictadura caribeña que arrasó con las esperanzas de su pueblo.
Bien por María Corina, por su incansable lucha y por sus sueños.
Y hablando de certezas, escuche al asambleísta Patiño criticando un plan del gobierno para llegar con un convoy humanitario hasta la provincia de Imbabura. Explicaba el asambleísta, leyendo un documento, que para que se trate de un “convoy humanitario”, el mismo tenia que cumplir una serie de “protocolos” que, para su criterio, el “convoy” gubernamental no los cumplía. Al principio creí que se trataba de uno de esos trucos de se difunden mediante inteligencia artificial, pero no, ¡era verdad!, se trataba del mismo Patiño y de su misma voz. Me puse a pensar entonces, si sabía tanto sobre estos “protocolos” que norman la convivencia social, ¿por qué carajo no aplicó los “protocolos” para que en sus narices no se haya contaminado con droga la valija diplomática ecuatoriana, en un envío Quito-Roma, haciéndonos pasar, seguramente, la más monumental vergüenza que haya vivido el país en su historial diplomático?
Si quisieron los de la bancada correista criticar lo del convoy, preferible hubiera sido que encarguen a otro cristiano. Para el otrora superpoderoso y multifacético Patiño, ciertas explicaciones le deben resultar más comprometedoras que las de un camarón en paila de fritada. (O)