Eduardo Sánchez Sánchez
Hoy celebramos las efemérides de la morlaca urbe, que cumple 205 años de su independencia, ciudad joya andina, de seductoras cualidades, regada por ríos perlados de oro azul, condensación en los páramos que circundan el valle de Guapondelig. Bella por donde se la mire, distinguida por natura, hermoseada por manos de nobles hijos que la han diferenciado con piedras preciosas de arte, poesía, arquitectura y laboriosidad, en una realidad en la que el poder central agrede u olvida, a nuestra Cuenca, cuna del emperador Inca Huayna Capac y de ciudadanos que han dado brillo al país, en letras, deportes, artes y cultura en general.
Urbe distinguida por sus servicios sanitarios, agua de nobilísimas cualidades, manejo de la basura y aguas residuales, ciudad donde ha sido normal el respeto por el manejo de lo público, un honor el servicio a la sociedad y una herencia para los hijos de el buen nombre del personaje. ¿Cuándo pensar en críticas que hoy rondan los adornos de muchos políticos?
Ciudad de empedradas calles, tiendas de abacería, profesiones en extinción como zapatería, hojalatería, la botica ortodoxa, las panaderías con aroma de fresco amasijo en fermento para ingresar al horno de leña.
Capital austral de desarrollo, crecimiento industrial y tributación al fisco este 2025 con cifra del orden de $ 938`830.771, carente de vialidad que le permita hacer turismo, comercio e intercambio con el resto del país, muy particularmente con los dos puertos, en Guayaquil y Pto. Bolívar, en un eterno y tormentoso proceso de grito al sordo centralismo.
Un viva Cuenca, no sólo hoy con sabor a efímero, en virtud de que cada día debemos cuidarla con amor, pues hay muchos factores degradantes de su paz, seguridad, limpieza, tráfico, orden y disciplina, que tienen que cultivarse desde los hogares y escuelas, sólo así podremos pensar en un futuro promisorio para nuestra descendencia.
Que la cultura y la educación en sus diferentes expresiones, los deportes, la industria, el cuidado de la Naturaleza y el agua, siga siendo factores de crecimiento y expansión, en una urbe explosiva como capital austral y referente de cualidades meritorias de una sociedad. Viva Cuenca, nuestra cuna! (O)










