¿Cuándo perdimos el ayer?

Parece que se nos fue muy rápido ese ayer, de aquellos días tan felices que aún viven en nuestra mente, donde el tiempo pasaba en calma, sin prisas, siempre rodeados de familiares y gente tranquila, amable, solidaria, de palabras y sonrisas amplias, transparentes y sinceras. La Juventud era más sencilla, recatada, educada, sin poses ni ostentaciones; era muy raro encontrar personas donde la codicia, la ambición, el ego, el engaño y la mentira eran su carta de presentación. Pocos, muy pocos se vanagloriaban de sus éxitos y sus triunfos, siempre se respetó el honor, la palabra, la puntualidad y la lealtad. Por favor ¿que alguien me diga en qué mundo estamos viviendo, que paso con nuestros valores y principios, donde se extraviaron la ética y la moral, desde cuando perdimos el afecto, los sueños y las ilusiones, que paso con nuestros juegos infantiles de sano y solaz esparcimiento? Hoy se alcanza el éxito en una forma por demás maquiavélica, pisoteando al amigo, al colega, al primo y hasta al hermano. Quizá envejecimos muy rápido y no nos adaptamos a esta época de globalización, que es un sistema de creciente interconexión económica, tecnológica, social, política y cultural entre los pueblos; hoy predomina marketing, la inteligencia artificial, la televisión, los celulares, los video juegos, el consumismo, los carros híbridos de última generación; ni que hablar de la inseguridad, donde campea la delincuencia, las drogas, la explotación minera, el narcotráfico, etc. Sin generalizar podemos afirmar que, hoy la juventud ha perdido los valores como la autoestima, la empatía, la lealtad y la creatividad, que son condiciones vitales en una sociedad globalizada.  Los jóvenes en la actualidad ya casi no aman, lo que buscan es el deseo, se recrean en drogas, sexo, paseos con diversiones exóticas, músicas extrañas de letras incomprensibles; llevan una vida muy apresurada, sin pausas, todo lo que desean quieren conseguirlo con mucha prisa, sin acceder al consejo sano y experimentado de sus padres, peor de sus profesores y superiores. ¿Será que alguna vez podamos volver a vivir algo de aquellos días, cargados de alegría, con suspiros y sonrisas francas y leales, que salen del alma?  ¡No hay duda que, con esta forma acelerada y extravagante de vida, solo quedan escombros de ese maravilloso ayer!  (O)

Dr. Francisco Chérrez

Dr. Francisco Chérrez

Médico Pediatra. Expresidente de la Sociedad de Pediatría del Azuay. Expresidente de la Federación ecuatoriana de Pediatría. Exjefe de Residentes del Hospital Vicente Corral Moscoso. Autor de libros.
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